En realidad son vídeos. Hablamos de 4 momentos para recordar, de 4 vídeos que destacan por su originalidad, por la escena o escenas que nos regalan. En Batiburrillo.net tenemos una categoría o sección en la que os presentamos los descubrimientos que hacemos en la red, descubrimientos que utilizan el vídeo como método de exposición.
A esta categoría le habíamos llamado Momentos, hoy encuadrada en El Tema. Acabamos de visitarla y hemos recopilado cuatro artículos que seleccionamos como momentos para recordar. Podríamos añadir al grupo muchos más, pero os invitamos a que lo hagáis vosotros.
En moto por las nubes
No es un montaje. Las imágenes del vídeo son reales. Un hombre se desplaza subido a una moto entre las nubes. Lo hace tranquilamente, a una velocidad normal, sin apurarse, disfrutando del monótono paisaje y de la aventura. Sabe que lo están filmando. Que habrá muchos que pensarán que su viaje se encuadra en el campo de la ciencia ficción. Pero no es ciencia ni es ficción, eso sí, tiene una pequeña (o grande) dosis de desafío…
Llevan el ritmo en los genes
La verdad es que no sé si existe algún gen o grupo de genes que se encarguen de registrar la información necesaria para transmitir de padres a hijos la capacidad o capacidades para el ritmo, para moverse acompasadamente cuando una determinada composición musical impregna el ambiente. Lo que nadie puede discutir es que hay personas que nacen con unas capacidades que otras no poseen, capacidades que pueden desarrollar con una educación y proceso de aprendizaje adecuado.
Dos grandes amigos
“Se llevan como el perro y el gato”. Es una frase típica y tópica para definir una mala relación entre dos personas que no se pueden ver ni en pintura. En ocasiones ocurre entre hermanos y personas familiarmente allegadas. Los motivos son múltiples y variados, desde la incompatibilidad de caracteres hasta la envidia, mutua o mono direccional. El paso del tiempo trae consigo un cambio de actitudes, y el odio, en algunas circunstancias, se trastoca en amor, aunque en muchas ocasiones dura toda la vida.
El gato y el trilero
Le llamamos trilero al que juega con el gato con el único fin de demostrar lo listo que es el minino. A los practicantes de la mosqueta (así también se denomina al trile) solo les mueve un fin: engañar a los incautos. Colocan una bola debajo de uno de los tres cubiletes que desplazan sobre una mesa (también se utilizan tres cartas, aunque en estos momentos no es el caso). El jugador, el paseante que acude a jugar su dinero convencido por los cómplices del trilero, se somete a un engaño y, sin saberlo, termina perdiendo el parné.