Todos conocemos las funciones propias de cada uno de estos aparatos, de la batidora y del taladro. Aparentemente, aunque ambos se basen en el giro a gran velocidad, no podemos utilizarlos con el mismo fin. Si queremos preparar la crema que nos va a servir para hacer un helado de vainilla o limón, si vamos a preparar un sorbete, o si deseamos batir media docenas de huevos para preparar una suculenta tortilla de patatas, entre una enorme lista de combinados, necesitamos una batidora.
Pero tras efectuar un somero y no profundo análisis de la imagen que os ofrecemos, podemos afirmar que todo lo afirmado en el párrafo anterior no es del todo cierto. Siempre creí (¿y tú?) que para llevar a buen fin la preparación de un mousse de chocolate necesitábamos, además de la materia prima, una batidora, ese aparato, encuadrado en el grupo de los electrodomésticos, que se ocupa de batir, mezclar y hasta amasar diversos componentes alimentarios, pero por lo que vemos hay otro aparato, utilizado habitualmente para hacer agujeros o enroscar tornillos, de nombre taladro, que puede hacer el mismo trabajo. Eso sí, ha de ir acompañado de unas tijeras. Todo es cuestión de imaginación.