Sí, estos robots están diseñados para ayudar a los demás. No necesitan recibir nada a cambio. Los investigadores se han basado en la Teoría de la Evolución de Charles Darwin para convertir en realidad un sueño, construir unos robots capaces de caminar y de colaborar entre si en labores de caza.
Azar y evolución
El azar ha jugado un papel importante en el proceso evolutivo. Se ha dejado al libre albedrío la consecución de cambios en el sistema neuronal implementado en estas máquinas, con genoma diferente en cada una, fruto de las distintas conexiones entre neuronas. De esta manera cada robot tiene un comportamiento distinto.
De comportamientos impredecibles a predecibles
Al principio, cada robot tenía valores aleatorios para sus genes, dando lugar a comportamientos impredecibles, en donde el azar jugaba la baza más importante. Se estableció un proceso de selección trabajando sólo con los más aptos. Se jugó otra vez con la elección de caracteres y la producción de mutaciones. Después de 100 generaciones los robots fueron capaces de moverse libremente, sin ningún tipo de colisión, por complejos laberintos.
Robots altruistas
A partir de aquí se les educó para un comportamiento depredador, con una serie de estrategias especializadas dirigidas hacia los procesos de caza. Se descubrió entonces que los robots eran capaces de mostrar su capacidad altruista, desarrollando una alta capacidad de trabajo en grupo.
El trabajo sobre la creación de los robots fue publicado en PLOS Biology hace cuatro años. Por su interés lo hemos recuperado del fondo del baúl.