Dicen los expertos que viajar en un coche con sus cuatro ruedas nuevas puede suponer un ahorro energético de 0,3 litros de combustible por cada 100 kilómetros. A pesar de tan mísero ahorro, el gobierno de España pretende implantar una nueva medida de ahorro. Según el ministro de Industria, Miguel Sebastián, se va a elaborar un plan con el fin de cambiar 240.000 neumáticos, los correspondientes a 60.000 de los 30 millones de vehículos que circulan en nuestro país. Eso sí, en el caso de que cada propietario cambie las cuatro ruedas de su coche. Cada uno de los que se acoja a la media recibirá 20 € de subvención por cada rueda.
Ya hay algunos detractores de la nueva medida de ahorro. Así, el consejero madrileño de Economía, Antonio Beteta, del Partido Popular, ha dicho: «Patético. Todo son ocurrencias». Lo que muchos consideran lamentable es que se tomen las medidas en pequeñas dosis, sin una estructura adecuada, sin analizar los beneficios que traería consigo un paquete con disposiciones coherentes y cohesionadas.
En este caso en particular, considero que la medida debería ir acompañada de una serie de explicaciones con fines pedagógicos. Habría que convencer a muchos conductores de que arrancar y frenar el coche provocando derrapes supone unos gastos enormes y sin sentido de caucho (componente primordial de las ruedas), y que los beneficios que supondría el cambio de neumáticos quedan agotados antes de haber recorrido 100 kilómetros. ¿Serán suficientes los 4,8 millones de euros que se va a gastar el Gobierno para recomponer estas ruedas quemadas? Y si llegan los susodichos millones, ¿cuánto tiempo habrá que esperar para volver a verlos convertidos en humo? Si no se trabaja en el ámbito de la educación, explicando a los imprudentes como se conduce un coche, los citados millones irán directamente al contenedor de la basura.