El café es una bebida estimulante y a la vez relajante, depende de las circunstancias y del momento. Si he de ser sincero, me gusta el café, pero no en exceso, tomo uno cuando me levanto por las mañanas, teñido con leche y acompañado de unas galletas o de un pequeña ración de bizcocho, y otro puro y solo, después de comer. Tengo amigos que se toman unos cuantos por la mañana y otros perdidos a distintas horas del día.
Hay muchos momentos en el discurrir de nuestra existencia en que una mueca de terror se dibuja en la cara. Si examinamos la historia, si rebuscamos en distintos episodios, descubrimos imágenes que denotan terror, que dibujan hechos que afectan de manera traumática el ser o el estar siendo de personas y grupos sociales. Se muestran rostros aterrorizados, fiel reflejo de la realidad inmediata, la que se está viviendo en ese preciso instante.
Lo que nunca había visto, ¿no sé si tú?, en que un humeante café, se humanice y dibuje en la taza que lo alberga un gesto de terror. Es un café aterrorizado. ¿Qué estará ocurriendo en el fondo de la taza? O tal vez, ¿qué habrá visto tras la cabeza del fotógrafo? ¡Deja que tu imaginación fluya!
He encontrado la imagen en Daily Picks and Flicks.