CHARLI es un robot que se ha construido con el fin de estudiar y controlar la marcha bípeda y el comportamiento autónomo en máquinas humanoides. Su peso es muy bajo, apenas 15 kilogramos. Él y sus hermanos son objetos seguros y de bajo costo. Con CHARLI y demás familia se pretende conseguir un conjunto de robots de alta estabilidad, velocidad en el desplazamiento, o capacidad en la toma de decisiones, propia de seres inteligentes, entre otras funciones. Se pretendía que fuese capaz de jugar al fútbol, y se ha conseguido.
Lo que me ha llamado poderosamente la atención es su facilidad para bailar al ritmo que marca la música techno que suena en el recinto. Tal vez se deba al sistema de estabilización que lleva implementado, basado en una particular retroalimentación sensorial. Así, por ejemplo, la actuación de pares de torsión en las articulaciones del tobillo se fundamentan en dicho sistema. CHARLI es un robot humanoide que trata de emularnos con precisión y soltura.