Los riesgos sin sentido priman hoy por doquier. En nuestro diario deambular por calles y plazas descubrimos acontecimientos que nos ponen en vilo. Encontramos a personas que tratan de llamar nuestra atención y la del resto de viandantes con actitudes que se salen fuera de lo común, corriendo riesgos sin sentido.
Algo similar ocurre cuando nos sentamos delante del televisor y observamos lo que nos muestran en la pantalla. Puede ser un telediario o cualquier otro programa, en todos se ven acciones que no tienen sentido. Leemos en periódicos y revistas, habitualmente en línea, hechos similares. En este mundo hay muchas personas que no respetan las más elementales disposiciones, que, entre otras cosas, desprecian las más sencillas normas de seguridad.
El sentido del respeto
Los humanos somos seres sometidos a muchas presiones, cada vez más. La sociedad actual está plagada de exigencias, nadie dispone de libertad para hacer lo que le da la gana. Debe respetar las normas, atender a lo que está marcado, considerar que no es un ser único, que hace lo que quiere, pero por lo que se puede observar esto no es así.
Si todos tuviéramos en cuenta lo que es el respeto, la vida sería más sencilla. Desaparecerían las crispaciones, la ilusión iluminaría los rostros. Pero sabemos que esto es casi imposible. ¿Cómo podemos hablar de respeto hacia los demás si no nos respetamos a nosotros mismos?
El valor de la vida
No es función de este artículo el enumerar algunos de estos hechos y actitudes, las que afectan a nuestra seguridad física, no trataremos de sugerir soluciones, de hacer recomendaciones para todos esos seres insociables (¿o antisociales?) que complican la vida del resto de los mortales.
Sólo queremos que los que vean las imágenes que tenéis más arriba, sobre todo la segunda, reflexionen y traten de evaluar los riesgos gratuitos que corren los dos obreros que aparecen en la foto. ¿Cómo es posible que haya personas que se atreven a jugar con su vida gratuitamente, sin obtener nada a cambio, complicando la existencia de todos las que dependen de ellos?
Aunque sin llegar al nivel de riesgo mostrado, hay obreros que se suben a andamios y tejados sin ningún tipo de protección, lo vemos cada día y leemos las consecuencias de su irresponsabilidad al examinar distintos medios de comunicación. ¡Qué poco valoran la vida algunos, la suya y la de los demás!
Conclusión
Este artículo lo escribí por primera vez en el mes de abril del año 2014. Acabo de corregirlo y de añadir algún que otro contenido. He de confesar que no sé en donde obtuve la imagen, pero ello no es óbice para mostrar lo indicado. Han pasado más de diez años y todo sigue igual, o peor.
Si hacemos un rápido viaje por Internet, nos podemos encontrar con casos sorprendentes, que nos obligan a afirmar que algunos seres humanos si no son imbéciles rozan en grado sumo la imbecilidad. Así, en esta línea, todos quedamos sorprendidos con la muerte de una conocida influencer que se murió tras despeñarse al borde de una cascada al estarse haciendo un selfie. Lo hacía para publicarlo en Instagram.
Y aún hay más. Sólo tenemos que buscar en Google utilizando el criterio «lanzarse a la piscina en Magaluf» para descubrir la gran cantidad de accidentes, con muertes incluidas, cuando jóvenes y no tan jóvenes se han lanzado, y siguen haciéndolo, desde una ventana del hotel en el que se albergan a la piscina. ¡Auténticamente demencial! Todos son riesgos sin sentido.