Pagar cuando viajas con amigos o simplemente estar tomando algo en un bar, puede convertirse en una odisea. Y es que hay quien solo lleva encima la tarjeta porque piensa que el dinero físico es cosa del pasado; y otros que, por el contrario, únicamente quieren pagar en efectivo y, para colmo, no tiene cambio. A raíz de este tipo de obstáculos, han surgido otras alternativas digitales que hacen la vida más fácil a la hora de compartir gastos con quien estemos. ¿Cuáles son?
Una de las opciones más demandadas en los últimos tiempos es el uso de aplicaciones móviles que simplifican el pago de las cuentas en grupo. Aquí se incluyen apps como la popular Splitwise y otras como Settle Up, Tricount o Splid. A través de ellas, se introducen todos los gastos que va haciendo cada persona y la aplicación se convierte en una calculadora real; de tal forma que realiza los cálculos precisos para compensar las cantidades a deber y a pagar entre unos y otros. Será una persona la que abone el importe total y el resto deberá pagar la cuantía correspondiente que deben.
Otras de las posibilidades es el Bizum. Aunque lleva desde 2016 en el mercado, ha sido en los últimos años cuando se ha convertido en una auténtica revolución a la hora de efectuar pagos. Cada vez son más las personas que hacen uso del Bizum (19 millones de personas en 2021), porque no podemos negar que nos ha salvado la vida, principalmente en los pagos rápidos.El funcionamiento es realmente sencillo, ya que tan solo es necesario el teléfono móvil de la persona que realiza el pago, para hacerle un bizum con la cantidad en cuestión que le debemos. Algo más rápido y efectivo que una transferencia bancaria. Ya no solo por la cantidad de números que hay que introducir sino porque la recepción del dinero es instantánea. Eso sí, siempre que se disponga de Bizum, ya que de no ser así, se recibirá un SMS en el que se indicará cómo acceder al dinero de la forma más breve.
También hay otros métodos para pagar como son las tarjetas prepago. Para hacerse con una tarjeta de este tipo, no es necesario tener vinculada ninguna cuenta bancaria. Se trata de una tarjeta, que puede ser de débito o de crédito, en la que se recarga el dinero previamente y a partir de ahí ya se pueden efectuar los pagos. Y ocurre como con el prepago en telefonía: si no hay saldo, no se puede pagar.
Las nuevas tecnologías han traído consigo estas nuevas formas de pago. Ya saben esto de ‘adaptarse o morir’. El caso es intentarlo, porque sino siempre existen las vías de toda la vida, la de hacer, por ejemplo, la cuenta la vieja y pagar cada uno su parte como quiera.