Aunque existen varias teorías que hablan sobre los orígenes del hombre, ello no significa que todo sea preciso. De ahí el sentido que tiene lo que indicamos a continuación, en donde caminamos hacia la búsqueda de donde y como ha surgido el hombre.
Cuando el hombre ha intentado conocer más sobre sí mismo, a veces con la pretensión de predecir su futuro, se ha visto siempre obligado a recurrir a su pasado. La historia le ha proporcionado la información necesaria para conocer muchas de las circunstancias que actualmente le afectan.
Sin embargo, este conocimiento nunca sería completo si no llegase a precisar, de una forma más o menos cierta, cuál fue el origen del hombre como especie y cuál el de la vida que existe desde hace millones de años sobre nuestro planeta.
Los orígenes del ser humano
El interés por conocer este origen es una constante a lo largo de la historia, y, por tanto, muchas son las hipótesis formuladas a lo largo de ésta que han intentado dar contestación a tal pregunta.
Sin embargo, muchas de ellas carecían de todo rigor científico, influidas únicamente por ideas filosóficas y religiosas que, si bien eran dignas de todo respeto, deformaban el enfoque objetivo del problema. Así, por ejemplo, en 1650 el arzobispo de Armagh (Irlanda), James Ussher, editó un libro en el que afirmaba haber descubierto, por medio de la interpretación bíblica, que la Tierra había sido creada en el año 4004 antes de Cristo.
Con posterioridad, otro clérigo llegó a precisar más estos datos, concluyendo que la creación había tenido lugar exactamente a las nueve de la mañana del día 23 de octubre de dicho año.
Las hipótesis sobre los orígenes
Evidentemente, el avance científico en las diferentes ramas del saber ha hecho que dichas hipótesis hayan quedado como simples anécdotas históricas, ya que, por ejemplo, en la actualidad los geofísicos cifran la edad de nuestro planeta en 4.500 millones de años, dato significativamente alejado del propuesto por el arzobispo Ussher.
Del mismo modo, cada nuevo descubrimiento científico ha ido comprobando o rechazando teorías, algunas discutidas durante siglos, sobre la forma en que apareció la vida sobre la Tierra, llegando a ajustar las mismas hasta el grado de que, en general, éstas son ya comúnmente aceptadas por la totalidad de la comunidad científica.
Sin embargo, el ajuste de estas nuevas teorías ha traído consigo nuevos interrogantes, ya que si, tal y como proponen las actuales hipótesis, la vida apareció en la Tierra en forma de diminutos seres unicelulares, sería necesario explicar los procesos evolutivos mediante los cuales, a partir de estos pequeños seres, han llegado a aparecer las distintas especies que habitan tanto sobre la tierra como bajo las aguas de ríos y mares.
De nuevo, se han comenzado discusiones sobre las teorías que mejor explican este fenómeno evolutivo, teorías que también los nuevos descubrimientos científicos han modificado para hacerlas capaces de explicar todos los hechos conocidos.
Conclusión
El conocimiento final de la forma en que la vida se originó y evolucionó en nuestro planeta tiene una lógica continuación: la búsqueda de otros cuerpos celestes cuyas condiciones permitan la existencia de una vida similar a la nuestra.
La exobiología o astrobiología ha intentado estudiar en los últimos años, gracias principalmente a los avances en radio astronomía y astronáutica, zonas cada vez más alejadas, intentando averiguar si, en contra de lo que se supuso durante muchos años, nuestro planeta no es el único habitado, no solo en nuestro Sistema Solar, sino en nuestra galaxia o en otras galaxias próximas.
Fuente: Temas Clave de Aula Abierta Salvat – La vida: origen y evolución. Publicado en el año 1980
Autor: Benjamín Fernández Ruiz.