Nuestro cuerpo está formado por varios millones de estructuras elementales: las células. Éstas son verdaderos ladrillos a partir de las cuales se forma tanto el cuerpo humano como el del resto de los seres vivos. Poseen formas y tamaños, de tipo microscópico, muy diferentes según la misión que hayan de llevar a cabo. Sin embargo, todas poseen una serie de estructuras comunes destinadas a fines muy específicos: la membrana celular, el núcleo y el citoplasma.
La estructura de la célula
Membrana celular
La membrana celular es una fina capa, formada por proteínas y lípidos, que tiene una función doble: por un lado, aislar el resto de los elementos celulares del medio que les rodea y, por otro, gracias a su permeabilidad, permitir el intercambio de sustancias entre este medio y el interior de la célula.
Esto es, a través de la membrana penetran en la célula las sustancias que ésta precisa, y salen de ella tanto los nuevos productos que ha elaborado como las sustancias de desecho procedentes de la actividad celular.
Núcleo celular
El núcleo de la célula alberga una serie de estructuras llamadas genes, formadas por largas moléculas de ácido desoxirribonucleico (ADN) en las que se encuentran los códigos hereditarios que se transmitirán de padres a hijos.
El núcleo celular cumple, pues, la misión primordial de transmitir de padres a hijos el material genético previamente codificado. Pero, además, también interviene en el proceso de división celular, regulándole de tal forma que exista un reparto equitativo, tanto en cantidad como en calidad, del material genético que pase a las células hijas.
Citoplasma
El citoplasma constituye toda la materia viva limitada por la membrana celular, a excepción del núcleo. En su interior se encuentran una serie de orgánulos, entre los que merece la pena destacar, por su importancia, el retículo endoplasmático y las mitocondrias.
Microscopio electrónico
Observando a través del microscopio electrónico, el retículo endoplasmático aparece como una red de pequeños canalículos comunicados entre si. En este sistema se pueden apreciar también unas estructuras básicas, llamadas ribosomas en las cuales se sintetizan las moléculas de proteínas.
Estas sustancias, a partir de las cuales se han formado muchas de las partes del cuerpo, están a su vez constituidas por moléculas más sencillas de aminoácidos que se unen en los ribosomas según el código o mensaje transportado desde el núcleo por ciertas sustancias llamadas ARN – mensajeros, que indican el orden en que se deben situar las diferentes moléculas de aminoácidos para constituir la proteína que se precisa en ese momento.
El retículo endoplasmático es entonces una estructura que desempeña dos funciones distintas: por un lado, sirve como medio a través del cual transitan ciertas sustancias, y, por otro, sintetiza las proteínas que darán lugar a los distintos elementos que constituyen el organismo (músculos, matriz ósea, enzimas, hormonas, y más).
Por último, las mitocondrias son los orgánulos encargados de producir la energía necesaria para todo el funcionamiento celular. En estos orgánulos se encuentran ciertas enzimas cuya función principal es ser biocatalizadores de todas las reacciones que tienen lugar en la célula.
Así, los alimentos que llegan a la misma, como los hidratos de carbono o las grasas, penetran en las mitocondrias, donde experimentan una serie de transformaciones controladas por dichas enzimas que los transforman en nuevas sustancias y en una cierta cantidad de energía, imprescindibles ambas para que continúe la actividad celular que permitirá la realización de las diferentes funciones vitales.
Fuente: Temas Clave de Aula Abierta Salvat – El cuerpo humano. Publicado en el año 1982
Autores: E. Ortiz de Landázuri y Juan José Barbería