Revisando las estadísticas de acceso a mis blogs me encontré con que una de las páginas más visitadas hoy corresponde a ¿Amenaza subliminal?, un artículo que publiqué en septiembre de 2008 en Disquisiciones, Lo que se cuece en Internet (hoy ya desaparecido). En él sólo aparece una imagen, sin ningún texto, la misma que muestro más abajo. En aquel momento consideré que no necesitaba comentarios, o tal vez mi mollera estaba semi seca y renuncié a exprimirla.
Ahora, con el paso del tiempo, fluyeron algunos recuerdos, cuando en mis tiempos mozos iba con otros rapaces a tomar uno o dos vinos a una tasca que había cerca de mi casa. El propietario del establecimiento adornaba el local con carteles plagados de faltas de ortografía y de expresión. Todos los días surgían comentarios jocosos en torno a los letreros, pero Vicente, así se llamaba el propietario, siempre se defendía diciéndonos: «Es la única forma de que los leáis. Si estuviesen bien escritos, nadie les haría caso». Tal vez tuviese razón.
Opino que el autor del cartel que acompaña este artículo no lo hizo con la misma pretensión, lo escribió así porque no sabía hacerlo de otra forma. Si no fuese de esta manera, ¿cómo es posible que alguien cometa tales disparates en el diseño de tan sutil letrero?
EL que S Salte ESTAVALLA y LLO-Lo piLLE EN dENTRO SEBA AREPENTIR dE ABERNACIO yjo dE PUTA EL que SALTE ESTA BALLA Y MARICONA