Al ecólogo siempre le ha preocupado por qué unos seres vivos están en determinados lugares y no en otros. El que un ser vivo habite cierta zona depende por un lado de que las condiciones de luz, temperatura, humedad, salinidad, etc., se lo permitían, y por otro, de que haya podido llegar allí y de que las especies que ya vivían en el lugar en cuestión le concedían el espacio, es decir, que no le hayan eliminado por competencia o depredación.
Este segundo requisito explica que países de clima similar estén poblados por animales y plantas diferentes que, sin embargo, podrían ocupar ambos países por igual. Todas estas circunstancias han de tenerse muy en cuenta en la introducción y aclimitación de especies de unos continentes a otros para su cultivo y explotación, o en el traslado casual por el hombre de plantas y animales.
George Evelyn Hutchinson, uno de los más prestigiosos ecólogos del pasado siglo, tituló uno de sus libros El teatro ecológico y el drama evolutivo, es decir, que la matriz ecológica de interrelaciones de las especies con los factores del medio y consigo mismas actúa como un escenario de los procesos evolutivos.
Sobre la vida
La vida no tiende a producir organismos plásticos que puedan vivir en cualquier lugar y de cualquier manera, sino a producir diversificación extraordinaria de especies forzadas por su herencia a vivir de una manera determinada dentro de unos márgenes restringidos de la gama de condiciones ambientales.
Así se establece una correspondencia entre los caracteres de las especies o formas de vida y las condiciones del medio. Solo una especie, el hombre, escapa a esta regla, ya que su particular evolución le ha permitido ocupar nichos ecológicos tan diferentes como el ártico o un desierto.
Sobre los vegetales
Los vegetales, por su parte, han sido modelados en su evolución y distribución atendiendo a una competencia por la luz, lo que les obliga a exponer sus órganos asimiladores cada vez a una mayor altura. Pero, dado que los elementos nutritivos necesarios a la planta están en el suelo, éstas han desarrollado un sistema vertical de transporte mediante estructuras muy resistentes formadas, como mecanismo de defensa, por celulosa, ya que pocos animales pueden digerir esta sustancia a no ser que desarrollen complejos sistemas.
El medio de transporte de los nutrientes es el agua, por ello la vegetación está determinada por la disponibilidad de agua en el suelo. La vegetación es el fundamento del paisaje terrestre, y su correspondencia con los factores principales del clima, temperatura y humedad, es obvia y conocida ya por los primeros viajeros. Por ello, los ecosistemas terrestres se agrupan en una serie de tipos definidos por el aspecto del paisaje impuesto por las formas vegetales dominantes, que se distribuyen según la temperatuta y la humedad, y por una posición geográfica determinada por la latitud y la altura sobre el nivel del mar.
Estas clases de paisaje se denominan formaciones. Así, en climas en donde gran parte del año no hay agua o está congelada, predomina o solo existe una vegetación a ras de suelo compuesta de líquenes, musgos o hierbas anuales, mientras que en los ambientes más favorables se dan árboles de gran altura y epifitos (plantas que viven sobre otras).
Sobre los animales
Los animales tienen menos significado en el paisaje terrestre, pero en algunos casos pueden determinarlo. Por ejemplo, ciertas zonas de la pradera americana pueden convertirse en bosque cuando no están sometidas al pastoreo de los búfalos. Cuando en la descripción de las unidades de paisaje se incluyen los animales, se habla entonces de biomas.
En los ecosistemas acuáticos tiene menos importancia su localización geográfica. La tipología de los ecosistemas acuáticos no se basa en los caracteres convergentes de los organismos que los componen, sino que se basa fundamentalmente en las características tróficas, como puede ser la concentración de sales nutritivas, la biomasa o la productividad. La biomasa animal en estos sistemas es mucho más importante que en los ecosistemas terrestres.
Fuente: Ecología, de María Rosa Miracle (Aula Abierta Salvat)