Se trata del primer planeta de origen extra-galáctico de la Vía Láctea. Se encuentra a 2.000 años luz de la Tierra, en la constelación de Fornax. El hallazgo cuestiona la teoría que defiende que la formación de planetas requiere la actuación de una estrella que sólo contenga hidrógeno y helio.
La Vía Láctea y otra galaxia se encontraban en el mismo lugar y en el mismo instante hace un largo periodo de tiempo, entre seis mil y nueve mil millones de años. Se produjo una lucha sin cuartel y nuestra galaxia salió vencedora. Su botín consistió en un grupo de estrellas y todo el material de la otra galaxia en un paquete compacto. Ahora, un grupo de científicos, ha encontrado un planeta, similar a Júpiter (1,25 veces mayor), que forma parte de ese material engullido por la Vía Láctea, y al que han bautizado con el nombre de HIP 13044b.
No se sabe mucho sobre el nuevo planeta. Todo lo que se conoce está basado en las pequeñas fuerzas gravitatorias que ejerce sobre su estrella madre. Los astrónomos sospechan que HIP 13044b es un superviviente de la migración de su galaxia de origen a la nuestra. La estrella que le dio vida pasó de ser un conglomerado de hidrógeno de mediana edad en una estrella roja, en la que predomina el helio.
Aún no existe una explicación de como se ha formado dicho planeta, ya que su estrella matriz era muy pobre en metales, necesarios para formar planetas. Ahora Johny Setiawan y todo el grupo de investigadores del Instituto de Astronomía Max Planck están a la búsqueda de planetas hermanos del descubierto. Aunque sospechan que debido a la velocidad de rotación de la estrella roja madre es muy improbable que quede vivo alguno de los posibles planetas surgidos.