Humor, sobre todo humor, para levantar el ánimo. La risa, además de hacer funcionar los músculos risorios, libera tensiones. La carcajada nos prepara para la lucha diaria, para los momentos en los que se necesita utilizar todos los recursos que nos regala nuestra inteligencia. En lo que te ofrecemos a continuación, que acabo de recuperar del baúl de Batiburrillo.net, el protagonista es el médico o los médicos. Ellos son los que resuelven las dudas de los pacientes, los que arbitran diagnósticos, los que proponen la curación. ¿No quieres comprobarlo?
– Doctor, cuando era soltera tuve que abortar 6 veces y ahora que estoy casada no quedo embarazada.
– Evidentemente, usted no se reproduce en cautiverio…
El psiquiatra al paciente:
– El tratamiento ha terminado, ahora ya no creerá usted que tiene enemigos imaginarios.
– Ya no, doctor… desde que estoy en sus manos, todos mis enemigos son reales.
Tres cirujanos de Texas comparan sus experiencias.
– Soy el mejor del mundo: un pianista perdió 4 dedos en un accidente, lo operé y a los 3 meses estaba dando un concierto ante la reina de Inglaterra.
– Yo operé al atleta sin brazos ni piernas que ganó los Juegos Olímpicos.
– Todo eso no es nada; un cowboy empapado en alcohol galopaba contra un tren que iba a 80Km/hora. El tren lo atropelló y solo me quedaron para operar el culo del caballo y el sombrero de cowboy… y fue presidente de los EE.UU…
– Doctor, tengo tendencias suicidas, ¿qué hago?
– Págueme ahora mismo.
Una señora llega al hospital y le dice al doctor:
– Soy la esposa del Sr. Martínez, que tuvo un accidente de tráfico. Quisiera saber como se encuentra.
– De la cintura para abajo no tiene ni un rasguño.
– Que alegría, ¿y de la cintura para arriba?
– Bueno, esa parte todavía no la trajeron.
– Doctor, me caí y me duelen mucho las piernas.
– No se preocupe, no es nada, dentro de unos días estará trabajando.
– Doctor, que maravilla, ¿además de curarme me conseguirá trabajo?
El hombre recién operado al cirujano:
– Doctor, entiendo que se vista de blanco, pero ¿por qué tanta luz?
– Hijo mío, soy San Pedro…
Una mujer al psicólogo:
– Licenciado, tengo complejo de fea.
– De complejo, nada.
– Doctor ¿qué tengo?
– No lo sé, pero cualquier duda la aclararemos en la autopsia.
– Doctor vengo a que me ayude con mi problema de doble personalidad…
– Vale, pase y hablemos los cuatro.
– Doctor, creo que mi madre no fue una persona muy respetable, me lo dice una gran masa de gente.
– Cálmese, ¿en qué trabaja usted?
– Soy árbitro.
– Mi médico es un matasanos, estuvo tratando a mi esposa del hígado durante 20 años y al final murió del corazón.
– El mío es mejor: si te trata el hígado, seguro que te mueres del hígado.
– A ver señorita, desnúdese por completo.
– Si su colega me revisó hace 5 minutos y me dijo que estoy fantástica.
– Precisamente, quiero comprobarlo…
– ¿Cómo está mi corazón?
– Podrá estar mejor, pero no se desanime, durará tanto como usted.
El médico al paciente:
– Usted debería haber venido a verme antes.
– En realidad fui a ver a un curandero.
– ¿Y que huevada le dijo?
– Que viniera a verlo a usted.
– Doctor, estoy teniendo problemas con mi trasplante de pene. ¡Me rechaza la mano!
El médico al paciente:
– No encuentro la causa de sus dolores de estómago, pero pienso que se deben a la bebida.
– Bueno doctor, volveré cuando usted este sobrio.
– Doctor tengo los dientes muy amarillos, ¿qué me recomienda?
– Corbata marrón.
– De acuerdo con los estudios realizados, le quedan 7 días de vida.
– Doctor, ¿qué puedo hacer?
– Vaya a vivir a casa de su suegra y le resultarán una eternidad.
– Doctor, a mi amigo lo atropelló un tren y vengo a verlo.
– Lo encontrará en las habitaciones 20, 21 y 22.
Un psicoanalista a otro:
– Vengo a verte porque tengo un caso nunca visto: un argentino con complejo de inferioridad.
Una anciana a su odontólogo:
– Vengo a que me saque los dientes…
– Pero señora, si usted no tiene dientes.
– Sí doctor, acabo de tragármelos.