Hay momentos en que te encuentras perdido, sin saber que hacer. Rebuscas en tu mente, en la zona de la memoria, y no encuentras nada que te entretenga. Abres el baúl que alberga los recuerdos y las historias olvidadas. Metes la cabeza hasta el fondo. Además de rancios aromas, descubres papeles pintados, estampas doradas con imágenes difusas, libros desconchados con las pastas rotas… Hoy he encontrado esto…
Primer consejo
Con solo seguir un simple consejo que leí ayer en un artículo finalmente he encontrado la paz interior…
Decía así: «El camino para conseguir la paz interior reside en finalizar las cosas que has empezado».
Pensé: “Puede que tenga razón...”
Miré a mi alrededor y observé cuantas cosas había empezado yo, y estaban sin terminar…
Así que hoy he terminado la botella de whisky, la de vino tinto, una de Jack Daniels, los 6 tarros de medio litro de Häagen Dazs de chocolate belga y macadamia, una caja de preservativos, la china de hachís y un culín de sidra.
No te puedes hacer ni idea de lo bien que me siento.
Podrías pasar este consejo a aquellos que tú creas que necesitan paz interior y tener un día cojonudo.
Segundo consejo
Cuando tenía 14 años, esperaba algún día tener una novia.
Cuando tuve 16 tuve una novia, pero no había pasión.
Entonces decidí que necesitaba una mujer apasionada, con ganas de vivir.
En la facultad salí con una mujer apasionada, pero era demasiado emocional. Todo era terrible, era la reina de los dramas, lloraba todo el tiempo y amenazaba con suicidarse.
Entonces decidí que necesitaba una mujer estable.
Cuando tuve 25 años encontré una mujer muy estable, pero aburrida. Era totalmente predecible y nunca la excitaba nada. La vida se hizo tan plomiza que decidí que necesitaba una mujer más emocionante.
A los 28 encontré una mujer excitante, pero no pude seguir su ritmo. Iba de un lado a otro sin detenerse en nada. Hacía cosas impetuosas y coqueteaba con cualquiera que se le cruzara. Me hizo tan miserable como feliz… De entrada fue divertido y energizante, pero sin futuro. Entonces decidí buscar una mujer con alguna ambición.
Cuando llegué a los 31, encontré una chica inteligente, ambiciosa y con los pies sobre la tierra. Decidí casarme. Era tan ambiciosa que me pidió el divorcio y se quedó con todo lo que yo tenía.
Ahora, a los 36, me gustan las mujeres con tetas grandes.
Y punto.