He leído el artículo que en el apartado de Curiosidades, dentro de Batiburrillo.net, se titula Cómo fabricar en casa un delincuente, y me ha producido desasosiego. Aunque mis hijos ya no son niños y, por tanto, ya he pasado el período al que se refiere el artículo, me pongo en la piel de los padres que están iniciando su andadura en el difícil papel de educadores de niños y un escalofrío recorre mi médula de arriba abajo y de abajo a arriba.
Es una labor complicada, muy complicada. Los tiempos en los que vivimos no ayudan. Y las circunstancias tampoco. El padre y la madre trabajan. El niño, o los niños, se quedan, en muchos casos, con los abuelos o con una cuidadora que les deja hacer todo lo que se les antoja.
Cuando los progenitores llegan a casa vienen cansados, tensos y tal vez disgustados con su trabajo. Y pasan de sus hijos. No les reprenden si hacen alguna cosa mal y, lo que es peor, no les dan cariño, no atienden sus demandas, no juegan con ellos.
¿Qué se puede hacer? ¿Cómo se puede atajar este mal que está invadiendo los hogares, las escuelas y, en suma, toda la sociedad? ¿Están los padres preparados para enfrentarse a la educación de sus hijos?
En mi modesta opinión creo que es necesaria, mas que nunca, la creación de Escuelas de padres, en las que expertos en psicología y pedagogía expliquen las pautas y normas necesarias para que los niños no se extravíen, en su proceso formativo, y se dirijan hacia callejones sin salida.
Los padres deben aprender a corregir las desviaciones que, en la educación de sus hijos, provocan la sociedad en general y las personas que, en la mayor parte del día, los tienen a su cargo. Y los padres deben también colaborar con la escuela y atender a las demandas de los profesores. ¿Pero cómo…?
De ahí mi propuesta. Se que hay muchas formas de corregir el problema y, tal vez, entre todos podamos aportar ideas. El mal es más grave de lo que muchos creen. Busquemos soluciones.
El debate queda abierto.
Autor: Faulkner
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Me siento muy de acuerdo con tus palabras Faulkner (perdona el tuteo), es muy fácil fabricar un delincuente, no hay que poner mucho empeño.
Los padres necesitan una Escuela de Padres donde los orienten. Nunca se han preparado para ser padres y aunque pongan los mejores deseos e intenciones, el trabajo, los problemas económicos, sociales,… hacen que pasen menos tiempo, o más, en casa y ello repercute en los hijos. Todo repercute en los niños: los padres, la familia, la escuela, la sociedad,… Pero el niño tiene que tener una educación y esa educación debe darse en casa, en la familia. La familia debe ser la transmisora de los valores.
Me gusta la idea de la Escuela de Padres. Deseo dos cosas:
– Que acudan y
– Que acudan todos.
Me explicaré: deseo que acudan todos los padres no sólo los padres responsables que asisten a todas las reuniones y saben que existe el teléfono. Deseo que asistan los padres de zonas rurales que trabajan en el campo y viven alejados de las ciudades. No sé si me voy haciendo entender, noto la falta de práctica.
Soy consciente de que el mal es muy grave, lo vivo día a día y muy directamente. Dices que hay muchas formas de corregir el problema. Para mí la única forma de atajar el problema pasa por la EDUCACION en VALORES, el RESPETO y la COLABORACION de padres, alumnos y docentes. El cómo lograr esto es un gran dilema. Pero vuelvo a ser la ilusa de siempre y sé que algún día desde esta página daremos con la solución. Mi mayor deseo es que sea pronto.
Autora: María
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Si, de acuerdo, los padres tienen que trabajar y el trabajo les roba tiempo. Pero si eres padre tienes que ser responsable. Y si no hay tiempo se fabrica. No se puede dejar al azar la educación. Los niños no tienen conocimiento del mundo y los padres no se preocupan de descubrirles lo que es la vida. No hay comunicación, ni cariño.
Hay niños, cada vez más niños, que se incorporan a la escuela y lo hacen como pequeñas fierecillas. La anarquía es su forma de vida. Hacen, o intentan hacer, lo que quieren. Lo que la maestra o maestro inculcan en el aula se olvida cuando llegan a casa. Vuelven a su selva particular, en donde pueden hacer todo lo que les dictan sus instintos.
Estoy de acuerdo en que debe existir una educación en libertad pero respetando las normas. Y a los niños si no les enseñan las normas y se les obliga a cumplirlas, se convierten en pequeños salvajes. Y lo más grave es cuando se van haciendo mayores y ya no se puede desandar el camino andado.
Autor: Fabriciano