La parte más importante del sistema nervioso central se encuentra en la cavidad craneana. En ella se aloja el cerebro, unido a la médula espinal mediante una prolongación de la misma (tallo cerebral), donde se encuentran una serie de estructuras de gran importancia.
Estructuras del cerebro
La primera es el bulbo raquídeo, prolongación de la médula introducida en el cráneo, en el que se localizan diversos núcleos íntimamente relacionados con los órganos de la coordinación y del equilibrio. Al mismo tiempo, el bulbo raquídeo tiene importancia capital para funciones tan vitales como la respiración o el funcionamiento cardíaco.
Por encima del bulbo raquídeo se halla otra estructura (protuberancia o puente) en la que se encuentran los grandes fascículos que proceden de las partes superiores del cerebro.
El cerebelo
Por detrás de estas dos estructuras se halla el cerebelo, órgano extraordinariamente complejo en cuanto a la presencia en él de gran número de pliegues y circunvoluciones. Tradicionalmente se le ha considerado responsable del control del equilibrio y de la acción muscular, pero investigaciones más recientes tienden a concederle una mayor importancia en otras conductas no solamente motoras.
El diencéfalo
Encima del cerebelo se encuentra el diencéfalo, zona a su vez formada por distintas estructuras. La primera de ellas, el tálamo, realiza funciones de estación intermedia: las fibras nerviosas de los fascículos, que han ido llegando desde la médula espinal, son distribuidas allí hacia las distintas zonas sensoriales de la corteza cerebral, al mismo tiempo que las fibras procedentes de estas últimas son enviadas hacia la médula.
Por debajo del tálamo se encuentra el hipotálamo, estructura esencial para la mayor parte de los órganos homeostáticos, y encima de él, y detrás del tálamo, el epitálamo, estructura formada, entre otras, por la glándula pineal, en estrecha relación con otras glándulas endocrinas.
Otras estructuras bajo el cerebro
Además de estas estructuras, bajo el cerebro se alojan otras de tanta importancia como los ganglios basales, unidos a los núcleos talámicos y a la corteza cerebral. Su función en los primates y en los mamíferos en general, es algo oscura, pero se la cree relacionada con los movimientos automáticos y los rítmicos, de forma que la enfermedad de Parkinson parece estar estrechamente relacionada con una alteración de tales ganglios.
La importancia del cerebro
Cubriendo toda esta serie de órganos se encuentra la parte más importante del sistema nervioso: el cerebro propiamente dicho. El tamaño y la complejidad de este órgano varía mucho de unas especies a otras, siendo mayor o menor conforme a su mayor o menor grado de evolución (en el caso de los primates adquiere ya un considerable tamaño, sólo superado por el hombre). Dado su tamaño, y para adaptarse al interior de la cavidad craneal, la corteza cerebral o córtex está surcada por una serie de líneas y hendiduras que lo dividen en distintas zonas.
La primera división parte de un profundo surco longitudinal que corta el cerebro en dos hemisferios simétricos, cada uno de ellos dividido a su vez en cuatro lóbulos. El lóbulo frontal funciona como córtex de asociación (controla el movimiento conjugado de los ojos), como córtex premotor y como córtex motor, y es además básico para todas las funciones psicológicas relacionadas con la planificación y la vida emocional.
El lóbulo parietal funciona como área de recepción sensorial, es decir, como punto terminal de la mayor parte de las fibras nerviosas que llegan al cerebro procedentes del exterior. El lóbulo occipital es fundamentalmente la zona de recepción de estímulos visuales, y también el área asociativa visual. Por su parte, el lóbulo temporal contiene el área receptora de los estímulos que proceden del oído, disponiendo también de un córtex asociativo relacionado con los procesos mentales superiores.
Fuente: Temas Clave de Aula Abierta Salvat – El cerebro. Publicado en el año 1981
Autor: Juan Masana Ronquillo.