El cerebro es el órgano que rige nuestro cuerpo. Es el ordenador que determina el funcionamiento de nuestro organismo y de nuestra conducta. Semejante tarea le obliga a estar permanentemente informado de lo que ocurre fuera de él (en el interior y en el exterior del cuerpo), para actuar después en consecuencia.
Los nervios son las vías, los cables de su relación con el medio ambiente, y el conjunto nervios y cerebro constituye el denominado sistema nervioso, un producto aún no definitivo de los mecanismos forjados en el proceso de la evolución.
El ser y estar de los seres vivos
Todos los seres vivos nacen, crecen y mueren en un medio con condiciones variables de luz, calor y alimentación. En la historia evolutiva solo han perdurado las especies con capacidad para adaptarse a estas fluctuaciones y, en el caso del hombre, para categorizar los estímulos derivados de ellas.
Semejante proceso de adecuación ha requerido, paralelamente, un sistema muy integrado de entrada y salida de informaciones, un sistema cada vez más voluminoso y complejo conforme las especies mejoraban cualitativamente la relación con su entorno.
El sistema nervioso en el hombre
El sistema nervioso central del hombre es un claro ejemplo de este proceso. Anatómicamente, el cerebro humano está formado por tres estructuras distintas, con significado evolutivo diferente: en el centro se aloja la más antigua, filogenéticamente hablando, compuesta por la formación reticular mesencefálica, el mesencéfalo y las estructuras de la base cerebral, y en conjunto se corresponde con el cerebro de los reptiles.
En una segunda etapa evolutiva, ya propia de los mamíferos, el primitivo núcleo reptiliano sería recubierto por una capa de corteza cerebral o córtex primitivo, llamado cerebro o lóbulo límbico. Después, en una tercera fase característica de los mamíferos más evolucionados, surgiría el neocórtex, como envoltura de los dos cerebros primitivos anteriores.
El sistema nervioso animal
El sistema nervioso animal puede responder a simples reflejos de adaptación, para lo cual se necesitan muy pocas conexiones entre las células nerviosas (como ejemplo de este nivel de arco reflejo simple puede señalarse el movimiento de la rodilla humana al ser golpeada con suavidad).
Pero, a medida que los reflejos se hacen más complejos, la función integradora del sistema nervioso central aumenta su importancia, es mayor asimismo el número de conexiones intercelulares y aumenta también la complejidad de los circuitos de transmisión (la postura de un perro o la de un gato al orinar ilustra claramente las respuestas reflejas complejas, en este caso frente a cambios internos).
Sistema nervioso central
Con todo, el sistema nervioso central es algo más que un sistema de transmisión que integra solo las funciones corporales. Por encima del nivel reflejo, es un sistema flexible a través de la experiencia anterior, y capaz de retener las experiencias pasadas.
Para hacer frente a estas funciones ha aumentado su complejidad, expresada en una ramificación múltiple de los axones y de las dendritas (partes de la neurona o célula nerviosa), una complicación y un mayor número de uniones entre las células nerviosas (conexiones sinápticas), la aparición de vías alternativas, de mecanismos excitadores e inhibidores y la expansión y la elaboración de las áreas de asociación cortical, en las cuales pueden tener lugar procesos tan importantes como el aprendizaje y el razonamiento.
La progresión del tamaño y de la complejidad del sistema nervioso, desde las formas de vida más primitivas y rudimentarias —los insectos, por ejemplo—, hasta el caso del hombre, como el más perfecto de los mamíferos, va acompañada de un aumento progresivo de la plasticidad, así como de la selectividad de la conducta. Conforme el sistema nervioso se hace más complicado y proliferativo, la conducta se hace más variable con respecto a la respuesta, puesto que el animal puede seleccionar una acción entre una serie de posibilidades.
Fuente: Temas Clave de Aula Abierta Salvat – El cerebro. Publicado en el año 1981
Autor: Juan Masana Ronquillo.