Todos sabemos la incidencia que presentan en la apariencia física las dietas altas en grasas y carbohidratos. Lo que seguro que no sospechábamos es que también afectan negativamente a nuestro cerebro.
Ya no solo el comer sin control incide sobre la obesidad sino que también puede provocar cambios neurológicos en el cerebro. El consumo excesivo de grasas produce irregularidades en el hipotálamo, la zona del cerebro que regula la homeostasis y el metabolismo del peso corporal.
Son los resultados de un estudio llevado a cabo en la Universidad de Yale, dirigido por Sabrina Diano, profesora de fisiología celular y molecular, de neurociencia y de medicina comparativa.
A los tres días de haber experimentado un consumo excesivo de grasas, y también de carbohidratos, antes de que comiencen a mostrarse signos de obesidad, el hipotálamo se inflama.
Sabrina Diano ha dicho lo siguiente al respecto: «Nos intrigó el hecho de que estos cambios son muy rápidos, que ocurren incluso antes de que cambie el peso corporal, y queríamos entender el mecanismo celular subyacente«.
Los investigadores descubrieron que la citada dieta aplicada a animales producían cambios en la estructura física de las células microgliales de los mismos. Son las células que actúan como primera línea de defensa en el sistema nervioso central que se ocupa de regular la inflamación.
Se descubrió que la activación de la microglia se debía a cambios en sus mitocondrias, orgánulos que ayudan a nuestros cuerpos a obtener energía de los alimentos que consumimos. El tamaño de la mitocondrias es menor en los animales que consumen cantidades excesivas de grasas.
Se produce la activación de una proteína, denominada UCP2, que obliga a los animales a comer más y, como consecuencia de ello, convertirse en obesos. Si se elimina la citada proteína, los animales sometidos a la dieta alta en grasas dejaron de comer y resistieron el aumento de peso.
Además de los males indicados también la dieta en grasas, como ya hemos indicado, puede alterar neurológicamente a nuestra ingesta de alimentos.
Esto es lo que nos dicen los investigadores al respecto: «Existen mecanismos cerebrales específicos que se activan cuando nos exponemos a un tipo específico de alimentos. Este es un mecanismo que puede ser importante desde un punto de vista evolutivo. Sin embargo, cuando los alimentos ricos en grasas y carbohidratos están constantemente disponibles, es perjudicial«.
El estudio aún no ha finalizado. Se seguirá investigando la incidencia de los alimentos consumidos, sobre todo en aspectos relacionados con el cerebro, en la incidencia de enfermedades típicas, entre las que se incluye el Alzheimer.
Fuente: Yale News