Como seres vivos que somos dependemos en todo de nuestro cuerpo humano. Aunque la capacidad de asombro del ser humano parece cada vez menor, todavía en ocasiones miramos con admiración un moderno ordenador o uno de esos potentes cohetes capaces de situar a miles de kilómetros de distancia una nave espacial, sin reparar en que nuestro propio cuerpo es, sin duda, la más perfecta y compleja máquina que jamás ha existido.
La compleja estructura que presenta el organismo está en función de las misiones que ha de realizar. De modo simple, se podrían reducir a tres: reproducción, relación y nutrición. Estas tres funciones que ninguna máquina construida por el hombre, por perfecta que sea, puede realizar. Son propias de todos los seres vivos. Sin embargo, en el caso del hombre, alcanzan tal grado de complejidad que le obligan a poseer una serie de estructuras que sitúan al género humano en el lugar más elevado de la escala evolutiva.
Función reproductora
La función reproductora es considerada como una de las básicas de los seres vivos. En el caso del hombre, como en el resto de los mamíferos, la reproducción se basa en la fusión de dos células especializadas en el interior del cuerpo de la hembra: una, el espermatozoide, producida por el hombre, y otra, el óvulo, generada por la mujer. A base de estas dos células o gametos se origina una nueva célula, el cigoto, a partir del cual, por multiplicación y diferenciación, se formarán los tejidos y los órganos que constituirán el nuevo ser.
Función de relación
La función de relación permite al hombre vivir en un medio que produce una serie de estímulos tanto externos (frío, calor, luz, etc.) como internos (hambre, sed, dolor, etc.) y responder a cada uno de ellos de la forma más adecuada para su supervivencia.
Sin lugar a dudas, aunque esta función es propia de todos los seres vivos, es aquí donde el hombre supera ampliamente no solo al reino vegetal, sino también al resto del reino animal. Por ejemplo, cualquier animal, por perfecto que sea, no podrá jamás, como el hombre, captar la belleza de una escultura, entender un pasaje literario o dominar un idioma. Características éstas que hacen posible al ser humano establecer unas relaciones, tanto con los otros hombres como con los animales y plantas que le rodean, que son únicas en la Naturaleza, pues le permiten pensar, hablar, sentir, amar y también, desgraciadamente, odiar.
Función de nutrición
La función de nutrición podría considerarse como la base imprescindible
para que tenga lugar el resto de las funciones del organismo. En efecto, tanto la reproducción como cualquiera de las múltiples actividades que se engloban bajo la función de relación requieren un cierto consumo de energía por parte de los distintos órganos que forman el cuerpo humano, energía que el hombre toma de sus alimentos y del oxígeno del aire, pero
que debe transformar mediante una serie de procesos que constituyen la compleja función de nutrición.
En ella, los alimentos son triturados, separándose las moléculas útiles de las inútiles, son absorbidos y trasladados por medio de la sangre a todas y cada una de las células del cuerpo, donde, gracias al oxígeno obtenido en la respiración, estas moléculas se transforman en la energía precisa, y, por último, los restos o desechos de esta transformación son expulsados al exterior para evitar que puedan causar cualquier mal al organismo.
Conclusión
Esta complejidad de funciones requiere que todos los órganos que forman el cuerpo humano funcionen de una forma correcta y coordinada. Pero, en ocasiones, esta coordinación se pierde y alguna de las funciones deja de realizarse con exactitud, surgiendo entonces la enfermedad, que, de ser grave, puede conducir a la muerte.
Evidentemente, no todas las enfermedades se pueden prevenir y evitar, sin embargo, un correcto conocimiento de nuestro cuerpo puede permitirnos una más apropiada utilización del mismo, que redundará no solo en la admiración que puede producir el conocer esta perfecta maquinaria, sino en unas mayores posibilidades de mantener ese estado de salud que todos deseamos.
Fuente: Temas Clave de Aula Abierta Salvat – El cuerpo humano. Publicado en el año 1982
Autores: E. Ortiz de Landázuri y Juan José Barbería