Se sabe que la proximidad es muy buena en las relaciones de pareja. No existen el beso, la caricia o el abrazo a distancia, sólo se pueden conseguir a través del contacto corporal. Es por ello que las parejas, a la hora de irse a la cama para descansar, para dormir, lo hagan sobre el mismo colchón. ¿Es esto bueno? No es adecuado ni saludable, después del abrazo y/o del beso de buenas noches, que cada uno se vaya para su extremo, el hombre a un lado y la mujer al otro. Lo mejor sería dormir en camas separadas, en la misma o en habitaciones diferentes.
Trastornos del sueño
La mitad de las personas que duermen en la misma cama con sus parejas sufren más trastornos del sueño que los que duermen en camas separadas. El no dormir bien trae consigo depresiones, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y, en algunos casos, el divorcio. Son los resultados de los estudios y la experiencia del doctor Stanley Krippner, creador de uno de los laboratorios del sueño en la Universidad de Surrey en el Reino Unido.
La cama matrimonial en la antigua Roma
En la antigua Roma, la cama matrimonial era una lugar para el acto sexual, pero no para dormir. Antes de la época victoriana era habitual que las parejas casadas durmiesen en camas separadas. Con la Revolución Industrial dio comienzo la tradición moderna de la cama matrimonial, al trasladarse las familias a las ciudades y encontrarse con que las casas no tenían espacios para dormir separados.
¿Cómo y en dónde dormir?
¿Qué hacer luego? ¿Debemos dormir en camas separadas? Según recomienda el doctor Stanley, si hasta ahora no habéis tenido problemas, sois felices y dormís como lirones toda la noche, seguid así. En caso contrario, lo mejor es, después del beso o del abrazo y todo lo que traiga consigo (si es que trae algo), que cada uno duerma en su cama.