Desde que se instalaron en Internet, son muchas las farmacias en línea que se dedican a vender medicamentos falsos, en detrimento de las que trabajan con limpieza y cumplen todos los requisitos que impone la ley. Hay muchas personas que creen que los medicamentos falsos, esos que te ofrecen estas farmacias y también los que se anuncian en muchos mensajes que se reciben en los buzones de correo electrónico de todos nosotros, son inofensivos, pero no es así. No son comprimidos inocuos, hechos a partir de azúcares y otros componentes, sino que contienen ingredientes de gran peligrosidad, totalmente nocivos para la salud.
Obligatoriedad de análisis de medicamentos
El análisis de medicamentos requiere hasta ahora de un complicado proceso, en el que se invierten varias horas, pero en el Instituto Tecnológico de Georgia, en Estados Unidos, desde hace algún tiempo se está utilizando una nueva tecnología, que permite analizar hasta quinientas muestras diarias. Para ello hay que sostener la muestra delante de una máquina que contiene una fuente de ionización para conocer sus componentes.
El riesgo en el consumo de algunos medicamentos
Con este nuevo método y la concienciación de los consumidores se podrán cambiar las cifras alarmantes que dan fe del peligro que acecha a muchos incautos. En los países desarrollados el porcentaje de medicamentos falsos está por debajo del 25 %, pero en los países en desarrollo se mueve entre el 30 y el 90 %. (Según cifras del año 2009, aunque las valoraciones no han cambiado mucho).
Algunos medicamentos alterados que circulan por Internet
La psicosis que provocó la gripe A propició en su momento la venta masiva por Internet de versiones falsas de Tamiflu. En antimaláricos se ha encontrado sildenafil, que es el ingrediente activo de la Viagra. Este estimulante sexual, la Viagra, circula por la red en su versión falsa de manera incontrolada, sus consumidores no saben lo que se están jugando, su salud está corriendo alto riesgo. El 60 % de los medicamentos que se venden por Internet son falsos.
NOTA: El artículo lo escribí hace cuatro años, tras leer la información proporcionada por BBC Mundo. Ahora, por su interés, lo recupero para todos vosotros.