Le llamamos trilero al que juega con el gato con el único fin de demostrar lo listo que es el minino. A los practicantes de la mosqueta (así también se denomina al trile) sólo les mueve un fin: engañar a los incautos. Colocan una bola debajo de uno de los tres cubiletes que desplazan sobre una mesa (también se utilizan tres cartas, aunque en estos momentos no es el caso). El jugador, el paseante que acude a jugar su dinero convencido por los cómplices del trilero, se somete a un engaño y, sin saberlo, termina perdiendo el parné.
En nuestro caso el jugador, que no apostante, es un gato llamado Kido, que, por lo que se ve, acierta siempre. Aunque el autor del vídeo y dueño de la mascota nos habla de que lo ha conseguido a base de entrenamiento, sospecho que el juego tiene truco, aunque todo es posible. Lo que nadie puede discutir es que Kido sea el amor de su vida, tal como nos cuenta su amo o dueño.