La historia entra dentro de lo insólito, de esos hechos que no tienen mucha explicación. Los acontecimientos se desarrollaron hace apenas unos días en Columbus (Estados Unidos), pero podrían haber ocurrido en cualquier otro lugar porque chalados los hay repartidos por toda la superficie terrestre. El desencadenante del episodio fue el fuego. En una casa se declaró un incendio, sin que aún se sepan las causas del mimso, aunque se sospecha que el causante pudo ser un calentador de agua que se acababa de instalar.
La historia
Estaban viendo la televisión en la sala, eran seis adultos y dos niños. La habitación comenzó a llenarse de humo. Los inquilinos salieron de inmediato, mayores y niños no sufrieron ningún daño. Hasta que los vecinos, alertados por las llamas, vieron como un hombre, que caminaba ayudado por un bastón, volvía a entrar en la casa. Iba en busca de algo valioso que había dejado dentro. Iba en busca de su cerveza. ¡Vaya disparate!
Amante de la cerveza
Lo contaba después el protagonista del disparate, Walter Serpit: «Les dije que se preocupasen de sacar a los niños, que yo era un alcohólico y tenía que volver por mi cerveza. Volví a la casa como un autómata y la puerta se cerró tras mí. Esta decisión estuvo de nuevo a punto de matarme». Por lo que se ve, el individuo ya había actuado de forma similar en otras ocasiones. No podía abandonar su cerveza. Con lo sencillo que era pedir una en el bar de la esquina, hasta es posible que se la regalasen.
Visto en WTVM
