Desde el siglo V antes de Cristo, un número ha llenado el mundo del arte, de la arquitectura… Está presente en nuestra vida social, en el mundo que nos rodea. Es el número de oro, también conocido como razón áurea o número de Fidias (en honor al arquitecto que diseñó El Partenón y que lo utilizó para su construcción). Es un número irracional, como el número π = 3,141592…, que se representa con la letra griega Φ y cuyo valor es 1,61803398… (con infinitas cifras decimales no periódicas).
Su razón de ser
Si queremos dividir un segmento en dos partes distintas podemos hacerlo de varias formas: que la parte mayor sea el doble, o el triple (o cualquier otra relación), de la menor. Sólo hay una forma de hacer la división si queremos que la relación que guardan entre sí todo el segmento y el trozo mayor sea igual a la que guardan el trozo mayor y el menor. Esto se consigue dividiendo el segmento original entre el número de oro (Φ).
El Partenón de Atenas
El Partenón utiliza el número áureo como elemento de diseño en su construcción. Si tomamos como elemento inicial la altura, dándole el valor 1, veremos que la base frontal es 1,61803398…, es decir, la base del frente es la altura multiplicada por Φ. Pero si analizamos los distintos elementos que forman la construcción, veremos que la relación se repite.
La Gran Pirámide de Keops
Anterior a El Partenón, la maravillosa construcción egipcia tiene el número de oro como parte de su estructura. Si dividimos la altura de cualquiera de los tres triángulos que forman la pirámide entre su lado observaremos que es igual a 2 Φ (dos veces el número áureo).
Leonardo da Vinci
La armonía entre las proporciones para hacer un trazado del hombre perfecto se plasma en el dibujo que Leonardo da Vinci hizo para ilustrar, en 1509, el libro La Divina Proporción de Luca Pacioli. En la obra se explican las proporciones que han de guardar las construcciones de índole artística. La propuesta se basa en las relaciones áureas: la relación entre la altura del hombre y la distancia del ombligo a la punta de los dedos de la mano es el número de oro.
En la naturaleza y en el hombre
Podemos encontrar el número áureo en distintos seres que pueblan la naturaleza, entre ellos el hombre. Por ejemplo, las caracolas crecen en función de relaciones áureas lo mismo que las piñas o las hojas que se distribuyen en el tallo de una planta. Las falanges de nuestra mano guardan esta relación, lo mismo que la longitud de la cabeza y su anchura.
Tarjetas de crédito
Es curioso, pero hasta las tarjetas de crédito tienen el número áureo incrustado en sus carnes de plástico. El largo y el ancho guardan la relación. ¿Por qué? Al parecer, todo está estudiado, nuestra capacidad perceptiva se acomoda más fácilmente a estas dimensiones.
Capacidad de observación
Como ejercicio de observación proponemos que nos fijemos en todo lo que nos rodea y, comprobemos, que el número áureo impregna nuestra visión. Si algo nos llama la atención por su belleza, tal vez el número de oro esté en la fuente de diseño.
NOTA: Escribí este artículo hace ya algunos años. Debido a su interés, hoy lo vuelvo a traer a portada.