El Alzheimer afecta a un gran número de personas en la actualidad. Las que lo padecen comienzan con la pérdida de una serie de conocimientos que tenían presentes en su mente. Los recuerdos ya no fluyen como lo hacían antes.
Las neuronas son las células encargadas de transmitir las corrientes nerviosas. Las dendritas de una neurona se unen al axón de otras, eso sí, sin que lleguen a contactar físicamente. Existe una zona en la que se entremezclan una gran cantidad de sustancias que se ocupan de transmitir de una neurona a otra la información recibida. Se llama sinapsis al sistema de unión entre neuronas.
En las sinapsis cerebrales se almacenan los recuerdos. Esto se sabe desde hace mucho tiempo, lo que no se conocía en detalle era el proceso que regulaba la acción de almacenamiento. Hace más de trece años, un grupo de investigadores de la Universidad de California en Santa Bárbara, descubrieron cómo se desenvuelve dicho proceso. Por su interés, hemos recuperado la información para ofrecérsela a nuestros lectores y lectoras.
Para que los recuerdos se fijen es preciso, lo que ellos llaman, una sinapsis fuerte. Para ello es necesario que se produzcan proteínas gracias a la información que lleva el ARN (ácido ribonucleico) mensajero desde el núcleo al resto de la célula. Cuando no es necesaria la transmisión, el ARN es inhibido por una molécula silenciadora.
Si se produce una acción externa (se observa algo interesante) que requiere una grabación de recuerdos, la molécula silenciadora se fragmenta y el ARN se libera. Se produce al mismo tiempo una degradación de viejas y una síntesis de nuevas proteínas. «La degradación posibilita la síntesis«, según explica Kenneth Kosik, uno de los investigadores. Las nuevas proteínas son las que fijan los recuerdos.
Las personas con Alzheimer experimentan un progresivo deterioro de este proceso de degradación – síntesis. Del descubrimiento y posterior estudio surgirán nuevos fármacos con el fin de controlar la enfermedad. Esperemos que sea así…
Síntomas conductuales del Alzheimer
Además de lo indicado anteriormente existen una serie de síntomas que inciden sobre la conducta de las personas a las que les afecta (está afectando) el Alzheimer. Los síntomas conductuales del Alzheimer se descubren en el devenir diario. Las personas que viven con un enfermo las van descubriendo día a día. Ven que el que era ya no es, está cambiando en su comportamiento y actuaciones.
Muchas veces cuando vemos que nuestro padre o nuestra madre, o cualquier familiar cercano, modifican sus actitudes, se olvidan de lo que sabían, y no sabemos como actuar. Como cuidadores nos sentimos atosigados, necesitamos ayuda. El cerebro del enfermo está experimentando cambios profundos. Aunque es posible predecir el Alzheimer con una análisis de sangre, siempre habrá que saber las medidas que se deben tomar con el fin de buscar las formas de tratar al enfermo.
Se ve que el enfermo está triste, que ya no hace lo que hacía, que pierde la noción del tiempo, entre otras actuaciones. Lo peor es cuando, siendo como era una persona tranquila, se convierte en un ser en el que predominan las actitudes en las que prima la violencia. En muchos casos, los enfermos, tampoco se fían de los seres que les rodean, creen que les quieren hacer daño, cuando es todo lo contrario. El Alzheimer es un mal que afecta al que lo padece y a los que viven con él, a los que lo cuidan.