Matemáticas

El rico moribundo

Presentamos un nuevo desafío matemático. Los que quieran participar no necesitan tener grandes conocimientos, solo una cierta dosis de capacidad lógica.

El rico moribundo

A todos nos va a tocar, más tarde o más temprano, nadie se puede librar. Un día llegamos a este mundo, nacemos. Pasamos unos cuantos años, habitualmente deambulando de un lugar a otro, aunque los recorridos sean cortos (o largos, hay para todos los casos). Y llega un día en el que se acabó el viaje, tenemos que irnos definitivamente, aunque no queramos. A veces, este paso a la eternidad, llega de forma inesperada aunque, lo más común, es que surja tras unas determinadas circunstancias, que sea previsible.

El final de un hombre rico

Un hombre muy rico se encontraba en el lecho de muerte. Le quedaban pocos días de vida. Podría aguantar un mes o dos, o una semana, nadie podía saber cuánto. Todos sabían que el óbito estaba próximo, incluido el hombre rico, por lo que reunió a sus cinco hijos al pie de su cama y les dijo:

– Queridos hijos, heredará toda mi fortuna aquel de vosotros que reúna tantas monedas de dos euros como la mitad de los días que me quedan por vivir.

Al parecer la prueba no era tan difícil, solo tenía que ir acompañada de una cierta dosis de ingenio y de suerte, pero al fallecer el hombre rico, ninguno de sus hijos fue heredero de su fortuna al no cumplirse el requisito dictado por el viejo, a pesar de que Alberto estuvo muy cerca de conseguirlo. ¿Qué hizo para ello? ¿Por qué no lo consiguió?

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Solución

Los que no sean capaces de resolver el problema o quieran comprobar si su solución es válida, pueden leer lo que viene a continuación:

Alberto guardó cada dos días una moneda de dos euros, pero la diosa fortuna impidió que su brillante idea llegase a buen fin. Su padre vivió un número impar de días desde que dictó su sentencia, dicen que fueron 33 días. Alberto tenía almacenadas 16 monedas, pero la mitad de 33 es 16,5, algo imposible de conseguir ya que una moneda no se puede dividir en dos.

¿Sabría el padre de Alberto y de sus hermanos que podría surgir algo semejante, o no lo sabía e hizo su propuesta de buena fe? Nunca lo podremos saber porque el rico moribundo ya no está entre nosotros. Lo que tampoco sabemos, porque nadie nos lo ha aclarado, es a donde fue a parar su fortuna.

Fabriciano González

Amante de la informática y de Internet entre otras muchas pasiones. Leo, descifro, interpreto, combino y escribo. Lo hago para seguir viviendo y disfrutando. Trato de dominar el tiempo para que no me esclavice.

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