No se llama exactamente así, su nombre real es síndrome de Kleine-Levin, una enfermedad rara de la que se desconoce su tratamiento y que se da en adolescentes. Se conocen (conocían en el año 2010, cuando escribí este artículo que, por su interés, acabo de recuperar ahora) alrededor de mil casos de personas que la padecen en todo el mundo. Los síntomas se reflejan en la pérdida de lucidez, el sueño se apodera del cuerpo. Puede estar plácidamente dormida en la cama durante dos o más semanas.
Louisa Ball, de 15 años, padecía la enfermedad en ese año 2010. Cuando se sumía en un profundo sueño, como si de la Bella Durmiente se tratase, no hay nada que la despierte. Después de unos cuantos días puede mostrar una cierta lucidez. Es cuando sus padres aprovechan para darle de comer y llevarla al baño. Hay que aprovechar el tiempo, ya que al cabo de pocos minutos vuelve a quedarse profundamente dormida.
Los amigos de Louisa sabían cuando la enfermedad activaba un nuevo ataque sobre la niña. Veían como se desorientaba y se ponía irritable. Dejaba de hablar y no quería atender a nada de lo que le rodeaba. Era el momento de llevarla a la cama.
No existía ni existe aún ningún tratamiento para esta enfermedad. Según explicó el Dr. Emmanuel Mignot, director del Centro de Narcolepsia de la Universidad de Stanford, la causa puede estar en una infección viral que afecta al centro del sueño de adolescentes y que se prolonga durante años. Dice también que puede existir una predisposición genética que activa la enfermedad en determinadas personas. No se conoce con certeza la causa y tampoco se sabe porque desaparece, porque, eso sí, con el paso del tiempo se van amortiguando los efectos del mal.
La enfermedad no tiene nada que ver con la narcolepsia, que produce un gran cansancio en las personas que la padecen. Ésta afecta durante toda la vida a los enfermos, que pasan largos periodos de tiempo durmiendo.
Visto en Msnbc