No hay dudas, cada vez es más evidente de que existen notables relaciones entre zonas de nuestra cuerpo. Aunque el tendón de Aquiles, que se encuentra en la parte posterior de la pierna, que conecta los músculos de la pantorrilla con los huesos del talón, y que juega un importante papel en el movimiento del pie, no tiene relación aparente con las arterias que conforman nuestro corazón, al parecer, según descubrimientos recientes, no es así.
El grosor del tendón de Aquiles puede marcar el nivel de gravedad con la enfermedad en las arterias coronarias. Ello trae consigo una alta probabilidad de sufrir un ataque cardíaco. Son los resultados de un estudio presentados en la reunión de Sesiones científicas de la American Heart Association en Chicago. Para ello se llevó a cabo un análisis con 241 personas que habían recibido un stent para abrir un vaso sanguíneo bloqueado en su corazón.
El 80 por ciento de este grupo de personas, tenían un tendón de Aquiles de 9 milímetros y también tenían bloqueada más de una arteria cardíaca. Ello traía consigo lo que ya hemos indicado, altas posibilidades de padecer una ataque al corazón. Los afectados poseían también la considerada como enfermedad de la arteria coronaria principal, que está asociada con un riesgo mayor de ataque cardíaco y muerte.
El Dr. Takuya Hashimoto, cardiólogo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Kitasato en Tokio y autor principal del estudio, dijo que un diagnóstico del grosor del tendón de Aquiles podría potencialmente usarse para identificar a las personas con riesgo de enfermedad cardíaca.
En el estudio también se citó que la mejor manera de identificar la hipercolesterolemia familiar, o HF, era midiendo el grosor del tendón de Aquiles. El HF es una enfermedad de carácter hereditario que provoca altos niveles de colesterol. Los bultos en el tendón de Aquiles, provocados por el colesterol, pueden ser un síntoma de padecer la enfermedad.
El Dr. Philip Ades, cardiólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Vermont y que no participó en el estudio, ha indicado que, desde hace tiempo, siempre que ve depósitos de colesterol en el tendón de Aquiles sabe que se están depositando lípidos en otras zonas del cuerpo, como las arterias coronarias.
Es evidente, por lo apuntado en el último párrafo, que lo indicado en el estudio de la American Heart Association en Chicago, no es un descubrimiento nuevo. Que desde hace tiempo, para muchos científicos y doctores en medicina, existe una notable relación entre el grosor del tendón de Aquiles y las enfermedades coronarias.
Fuente: American Heart Association