«No comas tocino que te sube el colesterol y además te vas a poner como un barril». La frase, o similar, la he oído una y mil veces. (Bueno, si de he de ser sincero no he llegado a las mil). Ahora, al leer lo que os cuento, se puede demostrar que la tópica y típica frase tiene muy poco que ver con la realidad. Una señora, llamada Perla Cantrell, de 105 años de edad (sí, 105 años, no me he equivocado) y residente en Richland Springs, Texas, ha confesado que una de las causas de su longevidad está centrada en su alimentación. La susodicha come tocino todos los días. (He de confesar que conozco a un anciano que vive en mi ciudad que también come tocino todos los días, y que posee una gran vitalidad).
105 años de vida y el tocino como alimento
La señora Cantrell dice al periodista que la ha entrevistado: «Me encanta el tocino que como todos los días y no me siento vieja». Es una mujer de gran vitalidad. Ha tenido siete hijos, de los que viven cuatro. Ha trabajado mucho durante toda su existencia. (Normal con siete hijos). Su marido ha muerto hace ya algunos años, pero ella sigue luchando por vivir. La sonrisa se dibuja en su cara muchas horas al día.
Dice que le gustaría ir al campo (recordando tiempos pasados), trabajar durante todo el día, ir a casa a preparar la cena y volver al campo a seguir trabajando hasta la hora de cenar. Una de sus hijas explica que su madre fue siempre una trabajadora nata, que se levantaba cada mañana con enorme ánimo, convencida de que lo más importante era y es vivir. «Ella nunca ha pensado en la muerte», dice su hija. Leemos también que sigue manteniendo dos de sus pasiones, coser y bailar, sin olvidarnos del tocino.
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