El martes se publicó en medios especializados la posibilidad de descargar una aplicación para el iPhone que permite a cualquier católico confesarse sin que se encuentre un sacerdote delante. (Avances de la tecnología, ¿saldrá algún día una que suministre la comunión?). La susodicha aplicación está disponible para descarga en iTunes al precio de 1,99 dólares. Los que la utilicen serán sometidos a un examen de conciencia que les ayuda a buscar sus pecados reales (que no virtuales).
Hoy el Vaticano, a través de un portavoz, Federico Lombardi, ha explicado que la citada aplicación no es aceptada por la Santa Sede. «Es esencial entender que los ritos de la penitencia requieren un dialogo personal entre los pecadores y un confesor», ha explicado. Considera como una ambigüedad el entablar una confesión ante una máquina, un iPhone. Un obispo en Estados Unidos había otorgado validez a la aplicación.