Sabemos que el verbo es esa parte de la oración que expresa acción, condición, existencia o estado del sujeto. En un verbo se distinguen la persona, el número, el tiempo y el modo. De esas cuatro formas, quiero centrarme ahora solo en una, el tiempo, el que hace referencia a cuando se ejecuta la acción. Así el presente se refiere al momento actual y el pretérito al pasado, el futuro se centra en lo que está por venir, y el condicional expresa la acción como posible. En principio, todos los verbos sustentan los cuatro tiempos, pero en algunos casos (me refiero a los sujetos de la acción, o mejor de la utilización), hay algunos verbos que no se deben conjugar en pasado, como ocurre con prometer.
El nulo valor de ciertas promesas
No descubro nada, lo estamos viendo a diario, lo que nos dijeron antaño, hace unos meses o tal vez un año, hoy no tiene valor. Lo que prometieron se quedó en el olvido, y dicen que no lo dijeron, o se hacen los suecos (con perdón para los nórdicos). El verbo que utilizaron en futuro (próximo o lejano) se ha adornado con la negación. Es una costumbre repetida una y mil veces, con el único fin de conseguir el poder. Lo sabemos pero no podemos hacer nada, porque son muchos los que lo hacen, de un lado y de otro. Es una técnica arraigada en la clase política y los ciudadanos de a pie sufrimos las consecuencias en nuestras carnes.
Los políticos y el verbo prometer
De ahí el título de este artículo, El verbo prometer no se debe conjugar en pasado. Podríamos cambiar el enunciado, precisarlo más, ser más tajantes, y decir que a los políticos debía prohibírseles utilizar el verbo prometer, porque lo desprestigian, porque cambian su significado original convirtiéndolo en sinónimo de engaño y falsedad. ¿No sabrán que el futuro será pasado cuando se convierta en presente?
Cambios notables
Acabo de recuperar esté artículo, que escribí hace ya algún tiempo pero que sigue vigente, tras producirse cambios notables en el escenario político, con la reciente entrada en escena de un nuevo partido y con la convocatoria de elecciones en España. Espero que todos, el nuevo partido y los ya existentes, sean capaces de echar por tierra, para bien de todos, mis razonamientos. Aunque sospecho que no será así. ¡Esperemos!