No tiene sentido, ningún sentido. El aeropuerto de Castellón sigue sin actividad, no tiene aviones ni vuelos, evidentemente, pero, a pesar de la crisis, de los recortes a funcionarios, parados y demás, de las subidas del IVA, el despilfarro continúa. El irresponsable o irresponsables de turno, insensibles, incapaces de detectar, y menos analizar, el sufrimiento de muchos ciudadanos, han confirmado su irracionalidad consumando una acción impropia de personas con un mínimo de inteligencia. La escultura de una aeronave en el alto de una estructura metálica ya forma parte del aeropuerto fantasma.
El coste total de la, para unos estatua y para otros escultura, ha sido de 300.000 euros. Hasta el próximo año, según cuentan, el aeropuerto no entrará en funcionamiento. Eso sí, antes tendrá que ser sometido a una remodelación ya que no cumple con las condiciones técnicas impuestas por Aena para el despegue y aterrizaje de aviones.
Los hay que dicen, ¿para qué? ¿Tiene sentido un aeropuerto en Castellón? ¿Habrán valorado sus promotores su rendimiento económico? Lo que sí está claro es que «El hombre avión», elaborado por el artista Juan Ripollés, es la única aeronave que se divisa en estos momentos en el entorno, en un espacio sin vida.
Tras la elaboración de la obra se encuentra la empresa Aerocas, patrocinada con capital de la Generalitat Valenciana, hoy liderada por el que fue presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra. Algunos dicen que el artista Juan Ripollés se inspiró en el propio Fabra para dar forma a su obra, aunque el mismo acaba de desmentir los rumores.