En el principio de la literatura fue la palabra hablada: el relato, la canción tradicional, la transmisión verbal de generación en generación. Hay que evitar la interpretación unívoca que ve los textos literarios solo en los escritos, ya que literatura proviene de literae, es decir, las cosas escritas.
Los textos literarios transmitidos por el cauce oral en las sociedades primitivas o en el ámbito de las culturas rurales arcaicas, hoy en trance de desaparición, forman parte también del caudal de las creaciones humanas y llegan, en algunos casos, a logros extraordinarios de fuerza interior y de capacidad expresiva.
El puro placer de contar, y de contar bien, que está en la base de la mejor literatura narrativa moderna, nos retrotrae al universo de las culturas elementales en las que el relato de viva voz cumple la misión de archivo del saber y de encantamiento del oyente por medio de la palabra.
Sobre los textos recitados o cantados
Paradójicamente, la mayor parte de los textos recitados o cantados que han llegado a nuestro conocimiento lo ha sido a través del registro escrito de los mismos, recogido en un momento dado, por alguien interesado en asegurar su conservación.
El estudio y tipificación de este caudal de tradiciones orales interesa al antropólogo, al folklorista y al estudioso de la literatura. Y en este caudal encuentra el hombre moderno elementos explicativos de las raíces profundas de aquellas culturas, arquetipos psicológicos, bases de la estructura social, y mitos cosmológicos y religiosos, y las matrices generadoras de las formas narrativas y poéticas.
Literaturas primitivas
En estos moldes genéricos de las literaturas primitivas, la epopeya, la fábula, la leyenda y el cuento, encontramos características comunes y rasgos diferenciales sugestivos. Entre las primeras es conveniente recordar el origen remoto de estos textos y las numerosas coincidencias temáticas y funcionales que muchas veces se dan entre ellos, su hechura de productos para el consumo popular, aunque fueran originariamente elaboración de élites privilegiadas, y su función de textos utilitarios en los que se rememoran, con intención modélica, las hazañas de los antepasados o se conjura el misterio del Universo y de lo sobrenatural.
La fábula
En la fábula se narra una historia acontecida a animales antropomorfizados o a tipos humanos dotados de una configuración arquetípica, con la intención última de que se desprenda una lección moral la historia contada.
Los esquemas fabulísticos son hechos de larga duración que saltan por encima de milenios y de culturas, y así, de tradiciones hindúes y orientales, pasando por la producción clásica de un Fedro y un Esopo y de la reelaboración medieval de estos materiales, llegamos a las modernas literaturas occidentales.
Un ejemplo típico puede ser el de la fábula de la lechera, documentada en la gran compilación de fábulas hindúes Pachatantra, difundida en Europa por el Calila e Dimna, de forma que se incorpora el tejido de textos medievales (El Conde Lucanor de don Juan Manuel, el Corbacho del Arcipreste de Talavera), para pasar a los fabulistas modernos (La Fontaine, Samaniego) o a la simbología de obras literarias relativamente recientes, como Historia de una escalera, de Buero Vallejo.
La leyenda
En la leyenda, tanto la laica como la hagiográfica, existe un fondo de verdad histórica transformada por la imaginación y el interés propagandístico. El repertorio de vidas de santos cristianos recopilado por Juan de Beauvais en su Legenda Aurea (siglo XIII) dio pábulo a las fantasías devotas de la cristiandad hasta tiempos muy recientes.
Y, por debajo de la imaginación y la propaganda que lleva hasta a inventar santos que nunca existieron, es rastreable una verdad histórica documentable en las Actas de los Mártires y en los textos de la liturgia.
La epopeya
La epopeya primitiva es el lugar de encuentro del mito y de la leyenda. Su función de eficaz aparato de propaganda de las colectividades está fuera de toda duda, así como su difusión oral, difusión que, en muchos casos, respondía a una composición oralmente improvisada.
Todavía en Yugoslavia han podido ser conocidos cantores épicos capaces de fabricar, sin la ayuda de la escritura, textos de características épicas, configurados a partir de usos formulares y compuestos a partir de breves unidades descriptivas.
Fuente: Colección Temas Clave. La aventura de leer, publicado en el año 1981
Autor: Leonardo Romero Tobar