Un nuevo descubrimiento incide en la existencia de personas que, a pesar de poseer placas amiloides relacionadas con la enfermedad de Alzheimer en el cerebro, no muestran síntomas de la afección, mientras que otras con la misma cantidad de placas tienen problemas cognitivos y de memoria. Los resultados del estudio se recogen en la revista Neurology.
Para llegar a la conclusión los investigadores examinaron los factores genéticos y del ciclo de vida que pueden ayudar a establecer una «reserva cognitiva» que sirva como amortiguador contra la enfermedad. Así encontraron que las actividades desenvueltas durante la vida de las personas desembocan en una notable protección contra el deterioro cognitivo.
La vida social, el empleo, la ocupación en actividades cuando se llega a una determinada edad, la lectura y la escritura, ofrecen un impacto positivo en la reserva cognitiva del cerebro. Según la investigación, aprender cosas nuevas a lo largo de la vida puede ayudar a proteger el cerebro, especialmente para aquellos que obtuvieron peores resultados en las pruebas cognitivas cuando eran niños. Investigaciones anteriores han indicado que las personas con puntajes bajos en la infancia tienen más probabilidades de sufrir un mayor deterioro cognitivo en la vejez que las personas con puntajes altos.
Sobre la investigación
Dorina Cadar, directora del estudio, ha dicho lo siguiente: «Estos resultados son emocionantes porque indican que la capacidad cognitiva está sujeta a factores a lo largo de nuestra vida y participar en un estilo de vida intelectual, social y físicamente activo puede ayudar a prevenir el deterioro cognitivo y la demencia. Es alentador descubrir que desarrollar la reserva cognitiva de uno puede compensar la influencia negativa de la baja cognición infantil para las personas que podrían no haberse beneficiado de una infancia enriquecedora y ofrecer una mayor capacidad de recuperación mental hasta más tarde en la vida«.
Los investigadores encontraron que las habilidades cognitivas infantiles más altas, con un índice de reserva cognitiva importante y una capacidad de lectura también alta, se asociaron con puntuaciones más elevadas en la prueba cognitiva realizada a los 69 años. La puntuación de la prueba aumentó en 0,10 puntos en promedio. Por cada aumento de unidad en el índice de reserva cognitiva, las puntuaciones cognitivas aumentaron en promedio 0,07 puntos, y por cada aumento de unidad en la capacidad de lectura, las puntuaciones cognitivas aumentaron en promedio 0,22 puntos.
Michal Schnaider Beeri, Ph.D., de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai en Nueva York, ha dicho al respecto: «Desde una perspectiva social y de salud pública, puede haber amplios beneficios a largo plazo en invertir en educación superior, ampliar las oportunidades de actividades de ocio y proporcionar actividades cognitivas desafiantes para las personas, especialmente para aquellas que trabajan en ocupaciones menos calificadas«.
Conclusión
No es el único estudio realizado sobre el tema. En todos se ha llegado a conclusiones similares a la hora de valorar las actividades realizadas por las personas durante su vida. Un aspecto que hay que tener muy en cuenta es que nunca se deben desdeñar las relaciones sociales, sobre todo cuando se alcanza la jubilación, se superan los 65 años de edad.