Son varios los movimientos ecológicos que tratan de evitar el consumo de plásticos, pero la tarea no es fácil. En los supermercados, aunque tengamos que pagarlas, nos siguen dando bolsas de plástico. Una gran cantidad de los productos que compramos se alojan en materiales plásticos: lejía, detergente, pastillas de detergente, yogur, azúcar, café… La lista es interminable.
En un reciente estudio efectuado por investigadores de la Universidad Rovira i Virgili, de Tarragona, se han encontrado que más de la mitad de los plásticos encontrados en las playas del litoral de esta provincia catalana son fibras de ropa procedente de lavadoras.
Dichos restos, de tamaño microscópico, se encuentran en la arena de las playas y formando parte del agua marina. A pesar de que no se pueden ver a simple vista por su pequeño tamaño, es evidente que afectan a la salud humana, y también a la vida de muchos animales.
Investigadores de los Departamentos de Ingeniería Química, Bioquímica y Biología Molecular de la URV están estudiando en detalle estas partículas y sus efectos
Los estudios se iniciaron el pasado año 2018 y siguen en vigencia. Estos restos de partículas de plástico generados en la mayoría de las lavadoras, debido a que se trata de componentes habituales de la ropa, llegan al mar a través de torrentes y rieras, arrastrados principalmente por los ríos más caudalosos de la zona.
Tras un preciso análisis de las muestras marinas, se ha comprobado que el 57% de los plásticos encontrados tienen esta procedencia. Se han encontrado polipropileno (un 42%), poliestireno (un 37%) y polietileno (un 16%). Además de la procedencia ya indicada se sabe que también algunos provienen de objetos utilizados por la mayoría de las personas cada día, como son las bolsas de plástico, los envases, los contenedores, y similares.
Al llegar a las playas los plásticos no se degradan, quedan como están o se dividen en pequeños trozos, debido a la fuerza de las olas. Ello trae consigo un gran problema de contaminación y un alto riesgo contra la salud, generando además un imparable proceso de degradación ambiental.
La mayoría de los invertebrados marinos, moluscos, peces y crustáceos, absorben estos plásticos, lo que provoca en muchos casos un bloqueo intestinal, trayendo consigo la muerte de estos animales.
Los plásticos marinos captan así mismo metales pesados y moléculas orgánicas potencialmente tóxicas, que pueden pasar al organismo de las personas que se alimentan con estos invertebrados marinos.
En el estudio señalado se está analizando el efecto que pueden producir los microplásticos en órganos como el hígado, los riñones y el sistema nervioso. Es evidente que hay que tomar medidas a nivel mundial con el fin de evitar los daños que se están generando.