Tras efectuar un análisis a varios jugadores de fútbol, realizando resonancias magnéticas, un grupo de investigadores de la Sociedad Radiológica de Norteamérica (RSNA), y tal como nos cuentan en Science Daily, descubrieron daños en la materia blanca que rodea el cerebro, especialmente en el lóbulo frontal, similares a la encefalopatía traumática crónica.
Aunque recibir golpes en la cabeza no es algo frecuente en el fútbol, lo que si se produce varias veces durante un partido por parte de una mayoría de jugadores es dar cabezazos al balón. Algo que va inmerso en este deporte.
Sobre la encefalotopía traumática (ETC)
La encefalopatía traumática crónica (ETC) es una enfermedad cerebral progresiva que suele asociarse a deportes de contacto como el boxeo, las artes marciales mixtas o el fútbol, en los que los deportistas sufren traumatismos craneales con relativa frecuencia
Los que padecen esta dolencia de manera temprana pueden ver afectadas sus capacidades memorísticas, sufrir cambios frecuentes de humor, tener problemas emocionales y notables fallos en su conducta, sobre todo ser altamente impulsivos y agresivos.
La depresión y la violencia también se han relacionado con la encefalopatía traumática crónica (ETC). Los males avanzan en el momento que crecen algunas enfermedades, como la demencia, la perdida de visión y de facultadas de expresión a la hora de hablar, y síntomas relacionados con el Parkinson.
A tener en cuenta
El Doctor Michael L. Lipton, profesor de radiología en el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia en Nueva York, ha dicho lo siguiente:
«Nuestro análisis demostró que las anomalías de la sustancia blanca representan un mecanismo por el cual los cabezazos conducen a un peor rendimiento cognitivo. Dada la falta anterior de lesiones graves en la cabeza de los jugadores, el estudio encontró una correlación directa entre los cabezazos repetidos y un peor rendimiento en el aprendizaje verbal, lo que sugiere que incluso impactos aparentemente benignos como un cabezazo pueden tener un profundo efecto en el cerebro«.
Se ha comprobado que los jugadores con más probabilidades de cabecear el balón presentaban anomalías en varias partes ligadas al cerebro. En la lista se incluyen la materia blanca adyacente a los surcos y las ranuras de la capa externa del cerebro. Ambas son esenciales para maximizar la superficie cortical y separar las regiones cerebrales funcionales.
Está claro que no se puede hacer mucho para conocer las consecuencias exactas y precisas de lo que ocurre con cada jugador de fútbol. Solo es posible efectuar el análisis cuando se ha producido su muerte. Ello trae consigo que la investigación sea muy complicada.
Conclusión
Está claro que los riesgos, para los jugadores de fútbol que atacan y defienden y utilizan su cabeza para controlar y dirigir el balón, son altos. Lo que no se sabe en estos momentos es como resolver o al menos disminuir el problema. Aunque hay que seguir los procesos con tranquilidad ya que no son muchos los casos detectados de encefalopatía traumática crónica en jugadores de fútbol.