Durante el siglo XX la sociedad envejecida marcó el inicio de una nueva esperanza de vida. Al final de dicho siglo el número de años vividos por la mayoría de las personas se incrementó notablemente con respecto a lo que ocurría al principio.
Se conoce como envejecimiento de las poblaciones el aumento progresivo de la proporción de personas ancianas en relación con la población total. A su vez, la existencia de un mayor número de ancianos depende de muchos factores, aunque entre ellos se pueden destacar dos: el progreso de la Medicina, que ha elevado considerablemente la esperanza de vida, y la constante disminución de la natalidad.
Para apreciar si una población es joven o vieja, acudimos al estudio de las llamadas pirámides de edades y sexos, distribuyéndose las edades por grupos y colocando los grupos más jóvenes de edades en la base de la pirámide, y así sucesivamente hasta llegar a la cúspide. A uno y otro lado del eje de ordenadas, se colocan los datos de edad relativos a cada uno de los sexos.
Pirámides de edades y sexos
De acuerdo con las formas que pueden tomar estas pirámides, podemos hablar de:
- Población en aumento, o progresiva, cuando la base tiene un gran número de personas en edades jóvenes (ejemplo: México e India).
- Población estacionaria, cuando casi en todos los grupos de edades existe el mismo número de personas. Esto equivaldría a un crecimiento cero (ejemplo: Suecia y Hungría).
- Población en disminución, o regresiva, cuando, en la base, las edades jóvenes están poco representadas (ejemplo: República Federal de Alemania y Luxemburgo).
A tener en cuenta
Si consideramos como índice de la medida del envejecimiento de las poblaciones el del porcentaje sobre la población total, podemos concluir lo siguiente: son países jóvenes aquellos que tienen un índice de envejecimiento inferior al 7 por 100; países en transición, entre un 7 y un 11 por 100; países envejecidos, por encima del 11 por 100, reservándose el de muy envejecidos para aquellos países que superan el 15 por 100.
En el continente más envejecido, Europa, los países centroeuropeos tienen alrededor del 15 por 100. Casi todos sus países han duplicado su población en el último siglo, aumentando su índice de envejecimiento en un 50 por 100. España ha pasado de un índice del 5,2 por 100 en 1900 a un 11 por 100 en 1980, con un aumento de la esperanza de vida al nacer desde 35 a 75 años.
Por otra parte, dentro de la población de ancianos encontramos un incremento proporcional de los grupos de más avanzada edad. Se pueden inferir las importantes repercusiones médicas, asistenciales y sociales que ello implica. Desde un punto de vista meramente económico, los adultos de menos de 65 años tienen que soportar una sobrecarga cada vez mayor para alimentar las pensiones, retiros y subsidios de la vejez.
Medidas para alimentar las pensiones y similares
Se han propuesto diversas medidas para aliviar esta situación:
- Elevar la edad de jubilación, con lo que el número de jubilados disminuiría y el de los productores aumentaría. Conocemos, por otra parte, las posibles alteraciones psíquicas y físicas de un cese prematuro de las actividades.
- Favorecer el mantenimiento de la actividad a numerosas personas de edad, solución más de acuerdo con la mentalidad de nuestra sociedad, basada en el rendimiento, el poder adquisitivo y la participación. Además, un tanto por ciento importante de jubilados introduce, de hecho, en su vida una actividad nueva.
- Ampliar la población laboral, mediante la adopción de una serie de medidas, tales como el aumento de la inmigración, la mayor participación de las mujeres en el trabajo, la readaptación de los enfermos al trabajo, la reconversión de los empleos (pasando de sectores poco productivos a sectores más productivos), la prolongación de la vida activa, etcétera.
En teoría, el mejor medio inicial para luchar contra el envejecimiento de las poblaciones es fomentar la natalidad. Pero, a largo plazo, los jóvenes envejecerán y si la natalidad no continúa aumentando llegaremos al mismo problema. Además, no se podría seguir indefinidamente este método, ya que conduciría a la superpoblación de la Tierra.
Conclusión
En el siglo en el que estamos ahora la esperanza de vida se ha incrementado. A finales de la primera década del siglo XXI se pasó, en España, de los 75 años indicados anteriormente a los 83 años. Se puede afirmar que la esperanza de vida se fija en 10 días por cada veinticuatro horas. Y lo mismo se puede aplicar a otros muchos países.
Fuente: Temas Clave de Aula Abierta Salvat – La vejez y sus mitos. Publicado en el año 1982
Autores: Jesús Sánchez Caro y Francisco Ramos