Una de las normas que como conductores debemos respetar a pie juntillas es la relativa a los límites de velocidad. Nunca se deben sobrepasar las velocidades máximas indicadas en carreteras, autopistas y calles de las ciudades. A pesar de ello son muchos los que se saltan las normas y exponen su seguridad y la de otras personas. Son unos imprudentes y, cuando son sorprendidos por los radares, han de pagar por la irregularidad.
Las limitaciones de los radares
Pero no siempre pagan. Las fotografías mostradas por la cámara conectada al radar no muestran los datos necesarios para localizar al propietario del vehículo. ¿Por qué? Hay mucho listillo que, además de no respetar la ley, trata de engañar a la autoridad. Hay motoristas que colocan su mano sobre la matrícula trasera cuando saben que un radar puede disparar la fotografía.
Los anti-radares
Y no se quedan ahí. Algunos utilizan burdos remedios caseros anti radar, mejor, anti foto. A pesar del riesgo que entraña si son descubiertos, hay más de uno que llena la matrícula de porquería para evitar que se distingan los números, otros, muy atrevidos, colocan un pañuelo colgado en la parte superior de la matrícula. El grupo de los sofisticados utiliza sistemas pseudo electrónicos para desplazar parte de la matrícula hacia arriba o hacia abajo o, los reyes de la sofisticación, cambian alguno o algunos de los números pulsando un botón.