Sólo tiene 12 años y, a pesar de su corta edad, dispone de un teléfono móvil propio, un iPhone. La chica vive en Colorado, en Estados Unidos, y como otros muchos adolescentes, de allí y de aquí, está sometida a una nueva enfermedad, bautizada como móvil dependencia. Un mal que afecta a una gran cantidad de personas, menores y mayores de edad, que no pueden vivir sin dicho dispositivo.
La madre de la niña de Colorado le sustrajo a la muchacha su iPhone, tal vez porque descubrió que estaba enganchada al aparato, que toda su vida giraba en torno a él. La adolescente, tal vez con el fin de recuperarlo y movida por la inconsciencia, intentó envenenar a su madre. Lo hizo dos veces. En la primera añadió el veneno, al parecer lejía pura, al café con leche que iba a tomar su madre en el desayuno, pero está noto que algo olía mal y vació la taza en el fregadero, pensando que estaba mal lavada.
La chica, ante el primer fracaso, lo intentó por segunda vez. Añadió la lejía al vaso de agua que iba a tomar su madre como acompañante de la comida. Y el olfato de la madre volvió a descubrir el intento de envenenamiento. Pero esta vez no se quedó ahí, lo denunció a la policía, sin saber con certeza quien era el o la culpable, aunque su hija ocupaba el primer lugar en la lista de sospechosos. Entonces se dio cuenta de que el plan urdido por la chica con el fin de recuperar su iPhone era terrorífico.
La niña está ahora detenida y alojada en un centro especial. Está acusada de dos intentos de asesinato en primer grado. En la noticia original, publicada en Yahoo, no se explican más detalles. El episodio es aterrador, que una hija intente matar a su madre por que ésta le ha quitado su smartphone no entra dentro de lo que consideramos razonable.