Internet tiene la culpa de todo. No sólo es el jardín en el que cualquiera puede arrancar, sin grandes esfuerzos, una película o las canciones del último artista de éxito, también es el lugar propicio para localizar información sobre la adoración del diablo y de todo lo que rodea al satanismo. Es lo que dicen los expertos del Vaticano, según nos contaba el pasado 30 de marzo Nick Escuderos en su columna de The Telegraph.
Al parecer la Iglesia Católica de Roma basa sus afirmaciones en el incremento en la demanda de exorcistas, por haber un mayor número de endemoniados. El exorcismo es el tema de la conferencia celebrada en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, en Roma. Carlo Climati, uno de los expertos en el tema ha dicho, al referirse a los riesgos que corren los jóvenes: «Internet es un medio que ayuda a encontrar fácilmente información sobre el satamismo, mucho más que los medios utilizados en el pasado». Para prevenir el mal se organizarán seminarios con el fin de analizar el fenómeno del satanismo con «rigor y seriedad», evitando «el enfoque superficial o sensacionalista».
Así estamos. Ahora sólo falta que la Iglesia Católica considere pecado el navegar por la red. Vivimos en una sociedad en la que el orden y el respeto brillan por su ausencia, en la que muchos se mueven al son del sálvese quien pueda, en la que cada vez la palabra prohibir adquiere más entidad, en la que el dinero es la única razón de ser y de existir (estar siendo) y en la que el amor desinteresado hacia los demás está desapareciendo, muriendo sin descendencia. Pero, a pesar de ello, algunas ubicuas mentes pensantes consideran que todos los males provienen del ángel malo, del demonio, que se ha apoderado de Internet. A alguien hay que echarle la culpa. ¡Satanás nos acecha!