Se trata de una planta que se cultiva en las islas de Polinesia. Nos referimos a Kava (Piper methysticum), que se utiliza para elaborar una bebida relajante, y que se utiliza en rituales religiosos y culturales desde hace miles de años. Los habitantes de estas islas cultivan Kava y la beben cuando forman parte de una reunión importante. Se trata de una costumbre de alta raigambre cultural, que forma parte de todo el pueblo.
Las características de la planta y su utilización varían de una isla a otra. Debido a sus propiedades terapéuticas, su consumo ha adquirido notable interés fuera de las islas, debido a la calma del dolor y a la cura de estados de ansiedad. Ello supone el sustituir determinados medicamentos, entre los que se incluyen los opioides, por un producto totalmente natural. Las kavalactonas, las moléculas que conforman la Kava, utilizan mecanismos diferentes, que no afectan al sistema nervioso central y que no crean dependencia. Ello ha hecho que ya se empiece a consumir esta planta en Estados Unidos y en otros países.
Solo hay un problema para propagar su utilización: la dificultad en su cultivo. Si se intenta cultivar fuera de los trópicos, no se consigue. Tarda años en desarrollarse y, al no producir semillas, solo puede propagarse mediante la utilización de esquejes. De ahí la dificultad de los investigadores para conseguir una cantidad suficientemente grande de kavalactonas.
El profesor asociado de biología del MIT, Jing-Ke Weng, y el postdoc Tomáš Pluskal, describen una forma de resolver el problema, tal como nos cuentan en Nature Plants. Esto es lo que ha dicho Tomáš Pluskalal respecto: «Estamos combinando el conocimiento histórico de las propiedades medicinales de esta planta, establecidas a través de siglos de uso tradicional, con herramientas de investigación modernas para desarrollar potencialmente nuevos medicamentos«.
El estudio de los genes que conforman la planta podrá servir para establecer una clonación de los mismos e insertarlos en especies como levaduras o bacterias, que crecen rápidamente y son más fáciles de mantener en una variedad de entornos, y luego obtener estas bio-fábricas microbianas para producir en masa la molécula.
Weng ha dicho al respecto, como resultado de las pruebas realizadas en el laboratorio, lo siguiente: «Hay una necesidad muy urgente de terapias para tratar los trastornos mentales y de opciones más seguras para aliviar el dolor. Nuestro modelo elimina varios de los cuellos de botella en el desarrollo de fármacos de las plantas al aumentar el acceso a las moléculas medicinales naturales y permitir la creación de moléculas nuevas en la naturaleza«.