No hay dudas al respecto. Nos referimos a los problemas que la adicción de los niños a los videojuegos trae consigo. A continuación hacemos una exposición sobre el tema, algo que lleva en vigor hace ya algunos años.
En tiempos pasados, cuando no existían los ordenadores, los dispositivos móviles y las consolas de videojuegos, pasábamos el tiempo jugando en la calle. La peonza o el peón, las cuatro esquinas, el escondite, la comba, las chapas y las bolas o canicas, y algunos más, eran los juegos habituales de los niños y no tan niños. Pero los tiempos han cambiado.
Actividades en casa
Los pequeños llegan a casa después de haber pasado la mañana en el centro de primaria o de secundaria, comen y, en la mayoría de las ocasiones, ya no vuelven a salir a la calle. Ocurre casi todos los días, solo hay excepciones puntuales en algún día de la semana. Los menores ya no salen a jugar a la calle con sus amigos. ¿Cómo se entretienen?
Lo habitual, lo más frecuente, es que cada chaval coja su ordenador, su móvil o su videoconsola y comience a jugar. Se pasa varias horas sentado delante de la máquina, sin importarle nada de lo que está ocurriendo a su alrededor. Además, si son aficionados a un determinado juego, cuando se produce una actualización del mismo, las horas delante de la máquina se multiplican.
Adicción a los videojuegos
La obsesión por los videojuegos se convierte en una adicción, tal como nos contaban hace algún tiempo, y nos siguen contando, en la Organización Mundial de la Salud. El uso excesivo de las consolas de videojuegos y similares puede crear males tan graves como el alcoholismo y la drogadicción.
Si tu hijo puede dejar de jugar cuando se le indica que lo haga, no podemos decir que exista dependencia. Lo malo es cuando no es así, y lo sigue haciendo a escondidas, cuando se va a la cama o cuando se pone a hacer las tareas escolares, tras haber escondido la máquina debajo de la mesa.
Hay que controlar los juegos
Si los niños no son capaces de comer o de dormir por estar jugando, hay que tomar medidas. No se les puede dejar que sobrepasen el tiempo de uso del dispositivo que ejecuta el juego o juegos. Si no se hace en el momento adecuado, cada vez será más difícil.
Los videojuegos pueden afectar al cerebro de los menores en varias ocasiones, no siempre negativamente. Gracias a ellos, a los videojuegos, los niños pueden reforzar las habilidades multitarea, lo que es muy positivo. También pueden actuar de manera negativa causando fallos en el aprendizaje y también desnutrición al sustituir la comida por el juego.
No siempre los videojuegos son problemáticos
Si tu hijo se siente feliz, no se enfada cuando se le pide que deje de jugar y tiene buenas calificaciones escolares, lo más probable es que no tenga un problema, por el contrario, los videojuegos podrían estarle ayudando en un mejor desarrollo.
Si los videojuegos son en línea, no producen, de manera frecuente, resultados negativos en los participantes, ya que se comunican con otros jugadores. Aunque los padres deben vigilar lo que está pasando ya que pueden existir relaciones con otras personas que entrañan riesgos.
En todos los casos siempre es conveniente el tener activo en el ordenador y en los dispositivos móviles una aplicación de control parental. Con ella será posible marcar las pautas de actuación de los menores.