La parte más extensa de la corteza terrestre tiene unas propiedades especiales: primera, recibe energía externa del Sol; segunda, existen en ella los tres estados de la materia -sólido, líquido y gaseoso-, y tercera, puede existir sobre la misma agua líquida en grandes cantidades.
Todo ello es muy importante para que pueda desarrollarse la vida. Solo en esta zona más externa de la Tierra es donde se encuentran los seres vivos, y se la denomina biosfera («esfera de la vida») por analogía con los términos atmósfera («esfera de aire»), hidrosfera («esfera de agua») y litosfera («esfera de piedra»). La biosfera, por tanto, es la parte de la Tierra donde se desarrolla la vida.
La biosfera y la vida
En la atmósfera no se desarrolla la vida, ya que la escasa densidad y la pequeña cantidad de nutrientes y minerales necesarios que contiene hacen que los organismos vivos se limiten a pasar por ella, pero se reproduzcan y alimenten principalmente sobre un sustrato sólido. Sin embargo, la vida ha tenido un importante papel en la formación de la atmósfera actual.
Hoy día se acepta que, antes de que los primeros vegetales poblasen las aguas, existía una atmósfera, procedente de la desgasificación de la corteza terrestre, que apenas contenía oxígeno, y la actividad fotosintética de las plantas ha hecho aumentar la concentración de este gas hasta el nivel actual.
Igualmente, los seres vivos han sido importantes en la determinación de las composiciones actuales de dióxido de carbono y nitrógeno. Nada muestra de manera más eficaz la importancia de la vegetación para la vida. En las zonas industriales, el progreso técnico consume grandes cantidades de oxigeno, debido a la combustión de diversos materiales y a otras actividades, que la pobre vegetación de la zona no puede reponer, y solo se compensa esta deficiencia por los movimientos de aire o la difusión del gas desde otros lugares. Sin embargo, se siguen talando los bosques y asfaltando y cementando cada vez mayores superficies.
La vida y el agua
Se supone también que la vida se limitó en un principio a las aguas, ya que la radiación ultravioleta del Sol es nociva para la misma. Esta radiación es absorbida por la atmósfera actual, sobre todo por moléculas de ozono, formadas por la agrupación de tres átomos de oxígeno. A medida que aumentó la concentración de oxígeno por la actividad vegetal, se fue desarrollando esta pantalla de ozono que permitió a la vida invadir la superficie de los continentes.
El agua, más densa y con cantidades importantes de nutrientes y minerales disueltos en ella, permite el desarrollo de organismos suspendidos en su seno, que, a su vez, modifican su composición.
Las aguas en la Tierra
Las aguas están sometidas a un incesante proceso de evaporación y condensación, de forma que cada año 420.000 kilómetros cuadrados de agua se evaporan y vuelven a pasar a forma líquida. Los mares contienen unos 1.322 millones de kilómetros cúbicos de agua líquida, en los continentes hay unos 30.000 kilómetros cuadrados en forma de ríos o lagos, y se estima que el agua que empapa la parte externa de la corteza debe alcanzar un volumen unas ocho o nueve veces mayor. Finalmente, en la atmósfera hay unos 13.000 kilómetros cúbicos de agua, principalmente en forma de vapor.
La litosfera y los seres vivos
Sobre la litosfera, los seres vivos ocupan una delgada capa que va de unos pocos centímetros a varios metros de profundidad. Es una capa muy alterada por una prolongada interacción de la litosfera con los organismos vivos. Asimismo, el tipo de suelo está estrechamente relacionado con el clima y la vegetación, por lo que suelos desarrollados en rocas diferentes pueden tener características parecidas, lo que es un ejemplo más de la capacidad de la vida para transformar y regular su medio físico.
Fuente: Temas Clave de Aula Abierta Salvat – Ecología. Publicado en el año 1982
Autora: María Rosa Miracle