No lo digo yo, aunque el título sea mio, es lo que se desprende del último barómetro del CIS, el del recién terminado mes de diciembre. La corrupción, el fraude y los políticos se encuadran en el grupo de las grandes preocupaciones de los españoles. Así, las prácticas que utilizan unos cuantos ciudadanos con el único fin de conseguir beneficios de manera que roza los límites de la legalidad, las prácticas corruptas ya ocupan el cuarto lugar, superando a las preocupaciones que suscitan la sanidad y la educación.
Somos muchos los españoles que conocemos la ausencia de sensibilidad y la falta de inteligencia que adornan a un número demasiado grande de políticos, muchos más de los trescientos que se encuentran imputados en un alto número de causas judiciales, en las que la corrupción es el ser y el estar. Los políticos están perdiendo día a día el poco prestigio que los adorna por culpa de un alto número de impresentables, los que utilizan la detentación del poder en beneficio propio.
La gran preocupación de los españoles es el paro, seguida de todo lo que gira en torno a la economía, sobre todo la familiar. Cerca de 50.000 españoles han tenido que irse a trabajar a Alemania, no en viaje turístico como dijo no hace mucho una representante política. A pesar de todos los inconvenientes que esto representa, es la única salida que han encontrado muchos de nuestros jóvenes (y no tan jóvenes) con el fin de mirar al futuro con esperanza.
Son muchos los españoles que no confían en un arreglo de la economía durante el año que acaba de comenzar, aventuran aún mayores penurias. Si ampliamos el periodo a cinco años, un importante número de ciudadanos piensa que la corrupción política seguirá incrementándose, así como las tensiones de tipo nacionalista, el fraude fiscal o las dificultades para conseguir una vivienda. Lo que si aventuran es una disminución del paro.