La Ecología se define como la biología de los ecosistemas. Esta definición hace de la Ecología, por el nivel de organización de su objeto, una ciencia claramente separable de las demás. La idea de la existencia de los sistemas ecológicos como un nivel de organización de la vida distinto, con sus propios y exclusivos aspectos de estructura y función, se desarrolla en los años treinta a cuarenta del pasado siglo.
Varios autores propusieron distintos nombres para designar tal tipo de sistemas; entre otros, el término ecosistema, que ha prevalecido, fue propuesto por Tansley, estudioso de la vegetación, quien en 1935 lo definió como un sistema completo, compuesto por organismos y el complejo total de factores físicos que forman el ambiente que les rodea, y añadía claramente: «Estos ecosistemas constituyen las unidades básicas de la Naturaleza… y pueden considerarse una de las categorías de sistemas físicos del Universo que van desde el mismo Universo hasta el átomo».
La biosfera está constituida por un mosaico de ecosistemas y cada uno de ellos puede ser parte de otro más amplio, hasta llegar finalmente a toda la cubierta de la Tierra.
Un ecosistema y la biosfera
Un ecosistema es cualquier retazo de la biosfera delimitado de alguna manera por unas características más o menos definibles. El ejemplo típico es el de un lago, pero también son ecosistemas un prado, un encinar o un desierto.
Cualquiera de estos trozos de biosfera se compone de una comunidad de individuos de diferentes especies, cuya composición y abundancia depende del medio físico que le rodea y que, por otra parte, modifica con su actividad vital. Un ecosistema puede ser muy pequeño, como un trozo de leño caído, o tan grande como la biosfera.
Un ecosistema como un nivel de organización
Hay que pensar en el ecosistema no como una unidad en el espacio, sino como un nivel de organización formado por individuos de muchas especies que, más o menos, se mantienen a sí mismos y persisten a través del tiempo debido a su interacción, utilizando una fuente de energía externa, que, en prácticamente todos los casos, es la radiación solar. Solo hay una excepción: los ecosistemas de los valles de fractura en los centros de expansión oceánica, que utilizan la energía de la misma Tierra.
El ecosistema posee una organización definida en su estructura trófica. Todos ellos, a pesar de encontrarse en entornos geográficos distintos, están compuestos por una misma serie de grupos de organismos que se pasan materia y energía de unos a otros. Cada uno de estos grupos constituye un nivel trófico que es indicativo del número de pasos que son necesarios para que los organismos del grupo puedan obtener alimento, es decir, materia y energía.
Sobre los ecosistemas
En el estudio de los ecosistemas se han desarrollado dos enfoques bastante independientes entre sí. El primero que se perfiló es el que basa la descripción de los ecosistemas en la distribución y abundancia de las diferentes especies o poblaciones, y ha sido el criterio preferido de los naturalistas y evolucionistas.
El otro estudia los ecosistemas desde el punto de vista trófico, basado en la circulación de la materia y la energía en el ecosistema, y ha sido más utilizado, en general, por los investigadores experimentales y aplicados y los ambientalistas. El primero de estos puntos de vista fue evidentemente anterior, pero ha sido el segundo el que más ha contribuido a desarrollar una visión holoística de los sistemas ecológicos, es decir, una visión global o de conjunto de un problema cualquiera.
Fuente: Temas Clave de Aula Abierta Salvat – Ecología. Publicado en el año 1982
Autora: María Rosa Miracle