La era Azoica corresponde a una larga etapa en el desarrollo de nuestro planeta. Durante toda la historia han surgido múltiples discusiones sobre el origen de la Tierra, que desembocaron en distintas teorías. Existen profundas discrepancias entre ellas, desde las que presuponen que la Tierra se formó a partir de masas incandescentes procedentes del Sol, hasta las que afirman que procede de una estrella que pasó por las proximidades del astro rey, sin olvidarnos de los que dicen que los planetas se constituyeron a partir de polvo interestelar.
La era Azoica, una etapa en el desarrollo de la Tierra
En lo que todos los científicos están de acuerdo, salvo raras excepciones, es en que la Tierra surgió o se originó hace 4.600 millones de años, apareciendo como una masa incandescente. A partir de ese momento comenzó un continuo proceso de enfriamiento, que trajo consigo la formación de un superficie sólida, la que conocemos como superficie terrestre. Desde ese momento hasta que comienzan a detectarse señales de vida transcurre un enorme periodo de tiempo, lo que se ha dado en llamar era Azoica, es decir, era sin vida.
Durante la era Azoica nuestro planeta presentaba una aspecto que no tenía nada en común con el actual. Las temperaturas de la superficie eran muy altas, debido fundamentalmente a dos causas: el origen incandescente del planeta y la falta de atmósfera que impidiese que las radiaciones procedentes del Sol llegasen con toda su intensidad. Existía además una continua actividad volcánica y en la superficie terrestre no había agua.
Con el paso del tiempo las condiciones van cambiando. Las erupciones volcánicas arrojan vapor de agua que, tras enfriarse, se deposita en estado líquido sobre la superficie, originando los primeros mares. Del agua proceden las primeras muestras de oxígeno e hidrógeno, que transforman la atmósfera primitiva, en la que se concentraban el metano y otros gases raros. La transformación trajo consigo la creación de una atmósfera rica en nitrógeno, oxígeno y dióxido de carbono, similar a la que hoy tenemos. Este cambio dio origen a la aparición de la vida sobre nuestro planeta, con el carbono como componente fundamental de los seres que fueron surgiendo.