Cuando hablamos de un liberal pensamos en un político, y nos referimos al partidario de la libertad. El liberalismo político tiene su origen en las Cortes de Cádiz, cuando un grupo de políticos se oponían a la invasión de las tropas de Napoleón y al mismo tiempo no eran partidarios del denominado Antiguo Régimen. Sus ideas quedaron plasmadas en la Constitución española de 1812. La palabra liberal, de origen español en su sentido político, se difundió por múltiples lugares del mundo.
Según un estudio con solo siete años de antigüedad, realizado en el año 2010 por las Universidades de California, de San Diego y de Harvard, los liberales deben su ideología política a un gen, el gen liberal. No solo son los factores sociales los que marcan esta forma de comportamiento sino que también hay un gen llamado DRD4, receptor de la dopamina*, que ayuda a marcar las pautas. Este gen predispone a los individuos a fijar determinados puntos de vista políticos.
Dos mil adolescentes se sometieron a un estudio en el que se cotejaron los comportamientos sociales con su información genética. Se dedujo que los que presentaban una determinada variante del DRD4 tenían predisposición a ser liberales cuando llegasen a una edad adulta.
Además de la predisposición genética también son necesarios unos factores ambientales que contribuyan a la gestación de un liberal. La conclusión final es que el entorno social e institucional no es capaz de explicar completamente las creencias, las actitudes y el comportamiento político. Los genes, un gen, también influyen.
* La dopamina es un neurotransmisor que afecta los procesos cerebrales que controlan el movimiento, la respuesta emocional y la capacidad de experimentar placer y dolor. Investigaciones anteriores han identificado una conexión entre una variante de este gen y el comportamiento de búsqueda de la novedad, y este comportamiento ha sido previamente asociado con los rasgos de personalidad relacionados con el liberalismo político.
Información obtenida de Medical Daily.