Fuimos muchos los sorprendidos cuando empezaron a sustituirse los cigarrillos tradicionales, los de toda la vida, los que se fuman tras prenderlos con un chispazo emitido por un mechero o por una cerilla y se tiran los restos, las colillas, en cualquier lugar, aunque sean altamente contaminantes. Los cigarrillos electrónicos llamaron la atención de muchos ciudadanos y, por ello, se crearon tiendas destinadas a su venta y a la de los accesorios que los acompañan.
Hace ya algún tiempo escribí un artículo en el que hablaba de los males que los cigarrillos electrónicos podían provocar en los ordenadores. Hoy vuelvo al tema tras leer un artículo en Engadget, en el que se habla de la reciente prohibición de la Marina de Estados Unidos a la hora de utilizar estos cigarrillos. Los marinos no podrán fumar ningún cigarrillo electrónico en un barco.
El motivo que suscita la prohibición no admite dudas, las baterías de iones de litio que los conforman provocaron 15 explosiones entre octubre de 2015 y junio de 2016 en barcos de la Marina. En dos de los casos las explosiones se produjeron cuando los cigarros descansaban en la boca de los marineros. En algunos del resto de casos tuvieron que actuar equipos de extinción de incendios, y hasta un avión de la marina tuvo que aterrizar de emergencia tras llenarse la cabina de humo después de la explosión de uno de estos cigarrillos.
La FDA (Food and Drug Administration) prohibió el pasado año la utilización de estos cigarrillos como parte del equipaje en los vuelos, tras producirse también algunos incendios provocados por los citados dispositivos. Los pasajeros, a raíz de la prohibición, podían llevarlos en su equipaje de mano, asumiendo así la mayor parte del riesgo, pero, por lo que se ve, la Marina de Estados Unidos no los permite de ninguna forma. Quieren evitarse disgustos, y si los marineros desean seguir fumando, tendrán que hacerlo en tierra.