Ciencia y Tecnología

La materia prima de la vida

La materia prima que conforma a los seres vivos es diferente de la que da lugar al resto de lo que constituye el Universo. A continuación hablamos de ello.

La materia prima de la vida

La vida, con la materia prima que la constituye, está ahí desde hace millones de años. Existe una diferencia esencial entre los considerados como seres vivos y los objetos inanimados. De ello, y de algunos de los aspectos que los hacen distintos, hablamos a continuación.

Ya los filósofos griegos especularon sobre la causa de las obvias diferencias existente entre plantas y animales, por un lado, y los objetos inanimados, como las rocas, por otro. Según Demócrito, toda la materia se compone de distintas clases de unidades extremadamente pequeñas, los átomos. Para este filósofo los seres vivos deben sus peculiares rasgos a que constan de átomos especiales, distintos de los átomos de los demás objetos.

La ciencia y los átomos

Nuestra ciencia ha demostrado que, en efecto, la materia se compone de átomos, de los que se conocen actualmente más de 100 tipos distintos. Demócrito aparentemente se equivocó en lo referente a los seres vivos: en su composición no entran átomos distintos de los que forman el resto del Universo.

Los átomos se engarzan unos con otros para formar moléculas. Existen varios tipos de moléculas sencillas, que se encuentran tanto en la materia orgánica como en la inorgánica. Las moléculas de agua, por ejemplo, son muy abundantes dentro y fuera de los organismos vivos.

Las biomoléculas

Estas biomoléculas pueden tener desde unos pocos hasta millones de átomos. Después de todo, a Demócrito no le faltaba razón al suponer que la composición elemental de los seres vivos es distinta de la de los otros objetos. Solo se equivocó en cuanto al nivel de organización en el que empiezan las diferencias: él supuso que es a nivel atómico y en realidad es a nivel molecular.

Cuando en los siglos precedentes se empezaron a descubrir moléculas exclusivas de los organismos, muchos científicos supusieron que las leyes físicas y químicas que rigen el comportamiento de esas biomoléculas debían ser distintas de las leyes químicas ordinarias.

Algunos llegaron a suponer que los organismos poseen una energía o fuerza especial, que pierden al morir, que les permite sintetizar sus componentes típicos y llevar a cabo sus otras funciones. Esta teoría ha resultado ser completamente errónea.

Las biomoléculas se rigen por las mismas leyes físico-químicas que el resto del Universo. De hecho, hoy es posible sintetizar en el laboratorio muchas moléculas hasta ayer exclusivas de las células. Estas moléculas artificiales o sintéticas no difieren en nada de las naturales.

La síntesis de las biomoléculas

Las biomoléculas sintéticas son una parte importante de nuestro arsenal farmacológico. Hoy, algunas vitaminas y hormonas se obtienen por métodos químicos en cantidades suficientes para ser administradas a todos los enfermos que las precisen.

En algunos casos, el hombre ha mejorado las propiedades biológicas de ciertas moléculas naturales, modificando ligeramente su estructura. Por ejemplo, ciertas moléculas sintéticas parecidas, pero no idénticas, a la sustancia producida por el hongo Penicillium tiene más poder antibiótico que la penicilina natural.

Conclusión

Aunque a nivel molecular los seres vivos son distintos de los otros objetos, las biomoléculas por sis mismas no están vivas. La vida empieza a un nivel de organización más complejo: el nivel celular.

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Nota: He obtenido la información para escribir este artículo del libro titulado Biología hoy, el hombre ante un mundo en crisis, escrito por Juan Ramón Medina Precioso.

Fabriciano González

Amante de la informática y de Internet entre otras muchas pasiones. Leo, descifro, interpreto, combino y escribo. Lo hago para seguir viviendo y disfrutando. Trato de dominar el tiempo para que no me esclavice.

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